Si miras a tu alrededor, verás que muchos de los objetos que te rodean, como tu ordenador portátil, el móvil de tu bolsillo, o tu tablet, están fabricados a partir de materiales extraídos de la tierra, tales como el cobalto, el níquel, el cobre o, incluso, el oro.

Un simple teléfono móvil está compuesto de entre 500 y 1.000 componentes diferentes, algunos de los cuales se extraen en países en los que no se respetan aspectos tales como los derechos humanos, la seguridad en el trabajo, o los límites de emisiones contaminantes.

Por lo tanto, a medida que la demanda de estos aparatos aumenta, también lo hace la extracción de la materia prima necesaria para su producción. De este modo, en los últimos 10 años, las industrias de extracción del cobalto y el litio han aumentado en un 165% y 125%, respectivamente.

Además, por norma general, todos estos artículos resultan imprescindibles en nuestra vida cotidiana y tienen, a su vez, una menor duración. Así, los teléfonos móviles se fabrican con una vida media de 18 meses, y las baterías de los portátiles y tablets están diseñadas de manera que no vuelvan a recargarse completamente pasados el par de años.

Esto, unido a la falsa necesidad de disponer siempre del último modelo de cualquier aparato disponible en el mercado, acelera el final del ciclo de vida de los productos, convirtiéndose en una pérdida enorme de recursos. Aunque mediante el reciclado parte de las materias primas empleadas en un producto puedan ser recuperadas y reutilizadas de nuevo, no todos son recuperables, por lo que resulta igualmente necesario el uso de nuevas materias primas.

Reciclar siempre será mejor opción que tirar cualquier residuo o artilugio no deseado directamente a la basura. Pero ya es hora de hacer las cosas bien.

Reparar, una buena alternativa

Muchas de las cosas que se tiran diariamente a reciclar o, lo que es peor, directamente a la basura, por considerarlas inservibles no lo son tanto. Muchas veces, basta con realizar algún pequeño arreglo para que puedan ser reutilizadas y alargar su vida útil. Reparar significa dar una segunda oportunidad a tus objetos.

Sin embargo, frases como “sale más caro arreglarlo que comprar uno nuevo” son muy comunes hoy en día. Fijarnos en la posibilidad de reparación de los diferentes objetos a la hora de adquirirlos, es algo que está al alcance de nuestra mano, y es un factor a tener en cuenta en la decisión final sobre cuál seleccionar.

Además, el simple hecho de intentar reparar un aparto, además de dotarlo de un valor añadido y hacerlo único, puede suponer un reto y resultar divertido.

Por lo tanto, el verdadero lema en el que deberíamos apoyarnos para gestionar nuestros residuos de una manera más eficaz y cuidar más del medio ambiente no tendría tan solo 3 erres, sino cuatro: Reduce – Repara – Reutiliza – Recicla

¡No seas esclavo de la tecnología, domínala!

Fuentes: Treehugger / Elaboración propia / Flickr

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