Eso es lo que precisamente ha conseguido Sebastián Zanetti, un estudiante de arquitectura de la Universidad de Buenos Aires cuyo ingenio le ha llevado a diseñar la que podría convertirse en una nueva arma contra la contaminación de los ríos, por la que, además, ha sido premiado en la última edición del Congreso Internacional Solar Cities.
Se trata de una boya “oxigenadora”, a la que ha bautizado como ‘Agua Viva’, que gracias a tres bombas sumergidas oxigena el agua mediante técnicas de circulación y aspersión, es decir, del rociado. El trabajo que realizan las bombas consigue aumentar la superficie de contacto con el aire al romper la película impermeable acuosa.
No es la única técnica que se puede emplear para el saneamiento de los ríos contaminados y, de hecho, en la mente de este joven estudiante también figuran otras como el bombeo de aire hacia el agua para formar burbujas o también la generación de turbulencia en la superficie mediante palas rotatorias. Además, no se trata de técnicas excluyentes, sino que incluso podría combinarse las tres a un tiempo.
¿Qué pinta la energía solar en este invento? Obvio: es la fuente que alimenta a las bombas para que funcionen o las palas rotatorias, en el caso de las otras técnicas. En este sentido, la boya cuenta en su parte superior con un panel fotovoltaico que es el encargado de absorber los rayos del sol.
La Agencia de Protección Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires no ha tardado en ver el potencial de este invento tan sustentable y ya ultima las primeras pruebas con estas boyas. A fin de cuentas, se trata de un sistema con nulo impacto ambiental negativo y de un costo muy bajo.
No es la primera vez que se recurre a estas técnicas de oxigenación de las aguas para combatir la contaminación de los ríos. Hace siete años, la Corte Suprema ya aprobó un plan de saneamiento que incluía un sistema de cascadas para oxigenar las aguas, lo que resulta más complejo y costoso que las boyas ‘Agua Viva’.
Y es que la falta de oxígeno cuando existe contaminación en los ríos es uno de los mayores problemas, puesto que favorece la reproducción de microalgas que se nutren del nitrógeno y el fósforo y que son las que dan ese color verdoso al agua contaminada y producen olores desagradables liberando toxinas.
Para favorecer la aireación de las aguas, también se ha barajado en alguna ocasión otra alternativa sustentable: balsas flotantes que generan energía por medio de pequeños molinos de viento con la que lanzan chorros de agua sobre la superficie del río.
Fuentes: Energías Renovables | iagua | Estrucplan | La Nación