El procedimiento es sencillo. Sólo se necesita un destornillador plano o una llave especial y un recipiente. Una vez tengas localizado el purgador de tu radiador (siempre se coloca en uno de los extremos superiores), gíralo suavemente con el destornillador o la llave, y espera a que caiga un poquito de agua. Es recomendable poner un recipiente debajo del purgador para que el agua sobrante caiga aquí.
Con esta práctica se expulsa el aire que sobra de nuestros calefactores, causante de la mala circulación del agua que produce el calor. Haz lo mismo con todos los radiadores de tu casa y verás como su funcionamiento mejora notablemente.
Fuentes: Elaboración propia / Consumer / Flickr