Mapa orbitalUn grupo de científicos procedentes del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, de la Universidad de Maryland y del Centro de Investigación Woods Hole han colaborado para desarrollar un mapa orbital de la Tierra mediante datos LIDAR (Light Detection and Ranging), es decir, mediciones de pulso láser desde satélite.

Las mediciones de pulso láser por satélite son un método muy preciso de comprobación de distancias, que consiste en enviar un destello de luz láser mediante un telescopio a los retrorreflectores de ciertos satélites que se encuentran en órbitas de 300km a 40.000km de distancia de la superficie de la Tierra. Estos retrorreflectores reflejan la luz en la misma dirección de incidencia. Mediante un PET (Pico Event Timer), un reloj capaz medir intervalos de tiempo muy pequeños, se mide el tiempo de desplazamiento del pulso láser en su viaje de ida y vuelta. Con este tiempo de vuelo, dada la velocidad de la luz, es posible calcular la distancia entre el satélite y el telescopio.

Este proceso se repite a altas velocidades siguiendo la orbita del satélite durante el tiempo en que el satélite se encuentra dentro del rango de alcance del telescopio. De este modo, el sistema provee mediciones instantáneas con un nivel de precisión milimétrico, las cuales pueden ser acumuladas para componer datos científicos.

Investigación del cambio climático

El mapa orbital obtenido representa con gran exactitud los puntos más altos en la masa del bosque y tiene interesantes aplicaciones desde el punto de vista medio ambiental. Tal y como indican los propios investigadores, conocer la altura de los bosques de la Tierra es fundamental para saber la cantidad de carbono que contienen, de modo que se puedan diseñar formas de controlar mejor el volumen existente en el planeta.

Como fuentes de emisión de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono), los bosques también ejercen influencia en el cambio climático cuando son destruidos, o por el contrario, como sumideros de carbono cuando crecen y se expanden. A su vez, el cambio climático está produciendo cambios en las características de los bosques que deben adaptarse a estas modificaciones del clima.

Según los datos aportados, en general, los bosques disminuyen su porte en latitudes más elevadas y son más altos en las latitudes bajas, disminuyendo en altura cuanto más lejos están de los trópicos. Una excepción importante se encuentra alrededor de la latitud 40 grados sur, en los bosques tropicales de Australia y Nueva Zelanda, donde las masas de eucalipto rebasan con facilidad los 40 metros.

Además, los datos obtenidos tienen valor para investigaciones sobre el hábitat de la Tierra y su biodiversidad, en particular en lo que respecta a los bosques.

Fuentes: Twenergy / Lidarradar / Ecoticias / (c) imagen Nasa

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