Desde el deshielo de los glaciares a las peores sequías en años que agravan dramáticamente las hambrunas en el Cuerno de África. Pero, ¿qué hay de sus causas? ¿Cómo se producen estos incrementos de temperatura que contribuyen gravemente al cambio climático global? Sólo en las aguas de la costa vasca, un reciente estudio revela que la temperatura aumentará dos grados en este siglo, provocando una subida del nivel del mar de tres milímetros al año.El causante del aumento de la temperatura no sólo es el CO2, sino también otros de los llamados gases de efecto invernadero (vapor de agua, metano…) que afectan a la atmósfera en distinto grado, permaneciendo allí en períodos de tiempo dispares. La contribución de estos gases al calentamiento global es lo que se conoce como Potencial de Calentamiento Global (PCG). Podemos encontrar gases que, a pesar de permanecer en la atmósfera menos tiempo que el CO2, tiene un mayor PCG. Así, uno de los gases fluorados, el HFC23, es 12.000 veces más potente que el CO2 considerando un periodo de 20 años.
¿Cómo se producen los gases de efecto invernadero?
Pues siempre pensamos en las grandes industrias, pero en el fondo todos ponemos nuestro granito de arena. La quema de combustibles fósiles es una de las mayores fuentes de este tipo de gases, lo que incluye el abuso del automóvil o las calderas de calefacción poco eficientes, por ejemplo. Pero también tenemos que fijarnos en la tala y quema de bosques. Es preciso dar con la fórmula de desarrollo sostenible, pues se da la circunstancia de que los países más contaminantes son los que más están creciendo, países emergentes como China, Brasil o India.
¿Por qué provocan los gases el aumento de la temperatura?
Aunque la comparación no es del todo exacta, su propio nombre -invernadero- ilustra intuitivamente el efecto que producen estos gases en la atmósfera cuando se acumulan. Explicado en palabras llanas, si en condiciones normales buena parte de la energía que emite la superficie terrestre tras ser calentada por la radiación solar -radiación de onda larga- se libera, cuando se acumulan estos gases, provocan que la radiación rebote al suelo, provocando un mayor calentamiento.
La solución pasa, pues, por reducir drásticamente la emisión de estos gases. Así las cosas y tras los malos resultados de Kioto, hay muchas esperanzas depositadas en la Conferencia de Durban (Sudáfrica) de finales de este año. Será allí donde los países traten de alcanzar un acuerdo en el establecimiento de unas reglas, así como en el reparto de responsabilidades en materia de emisiones contaminantes. El futuro de nuestro planeta y su biodiversidad depende de ello.