Este problema ha sido solventado por una empresa inglesa dedicada a la criogenia que ha desarrollado un novedoso sistema de almacenamiento energético a través del aire líquido. Según sus creadores, tiene una eficiencia de hasta el 70% a un coste de mil dólares por kilovatio.
¿Cómo funciona el almacenamiento de energía a través de aire líquido?
Este método de almacenamiento permite hacer uso de la energía no aprovechada en horas de baja demanda, enfriando el aire a -190 ºC y convirtiéndolo en nitrógeno líquido a través de un sistema de almacenamiento criogénico. El aire líquido resultante, o «criógeno», se almacena en un tanque a presión ambiente (1 bar). Cuando se necesita energía eléctrica, el criógeno se somete a una presión de 70 bares y se calienta en un intercambiador de calor. Esto produce un gas a alta presión que mueve una turbina para generar electricidad. El aire frío que salen de la turbina es capturado y reutilizado para hacer más criógeno.
Según los responsables del proyecto, se utiliza el calor ambiental para calentar el «criógeno» y el proceso recupera alrededor del 50 % de la electricidad que se almacena en el dispositivo. La eficiencia puede elevarse a un 70 % si se facilita una fuente de calor externa como, por ejemplo, la proporcionada por captadores solares térmicos.
Pero las plantas criogénicas no sólo pueden ser ubicadas en cualquier lugar, a diferencia de una planta hidroeléctrica; también tienen un coste más reducido. Sus creadores calculan que el almacenamiento criogénico costaría 1.000 dólares por kilovatio, ya que no requiere de materiales caros.
Highview ha estado probando su «planta-piloto» de 300 kilovatios durante este último año suministrando electricidad al Reino Unido y se planea construir otra de 3,5 megavatios en 2012, que se incrementará a una planta de 8 a 10 megavatios a principios de 2014. Sin duda, será un gran paso para la industria de la energía, pues estas nuevas plantas tendrán un uso comercial y permitirán la aplicación de este sistema a una escala mucho mayor.