Redes de calor y fríoAl garantizar una mayor eficiencia energética y elevar la calidad de servicio respecto a las  instalaciones individuales tradicionales, contribuyen de forma significativa al objetivo de reducir el consumo energético, las emisiones de CO2 y la seguridad de suministro.

Dada la necesidad de nuestra sociedad de reducir de manera radical nuestra dependencia de los combustibles fósiles y encaminar nuestros esfuerzos hacia un modelo energético sostenible en el tiempo, las redes de calor y frío abren una nueva vía para conseguir nuestros objetivos en este ámbito. La crisis energética puede entenderse como la sustitución de las energías importadas por inversiones en infraestructura de calefacción y refrigeración de producción local, cuyo objetivo claro es reducir las importaciones de energía, fomentar empleo y proporcionar bienestar a la industria nacional. Es decir, las redes de refrigeración como infraestructura estratégica para las ciudades inteligentes, aportando estabilidad de precios y protección medioambiental.

A pesar de los evidentes beneficios de las redes de calor y frío, su implantación en España es todavía incipiente si se compara con otros países que tienen una climatología similar. En todo el mundo, el principal motor del negocio de las redes de calor y frío es el uso de la energía térmica residual. Las redes de distrito permiten la utilización eficiente de la energía térmica de las centrales de cogeneración y, muy especialmente, el aprovechamiento de recursos energéticos como el calor residual de procesos industriales, fuentes naturales geotérmicas, valorización energética de los residuos sólidos urbanos y el aprovechamiento de las fuentes renovables que son más fáciles de integrar en sistemas centralizados, como la biomasa o la energía solar.

La energía en forma de calor es la más utilizada, según la Agencia Internacional de la Energía, el 37% es de demanda de calor frente al 27% de electricidad.

Las redes de calor y frio en España

Según un estudio realizado por la Asociación de Redes de Calor y Frío (ADHAC) sobre el censo en España respecto al uso de este tipo de redes, se han identificado 56 redes, equivalentes a una superficie de más de 4 millones de metros cuadrados de edificación o 54.000 viviendas con una longitud de de 200 kilómetros. La suma de potencias instaladas es de >200MW de potencia frío y >400 MW de potencia calor.

– En cuanto a su localización en España, por Comunidades Autónomas, Cataluña con 11, el País Vasco con 7, Castilla-León y Madrid con 6 son las que más utilizan este tipo de redes. En cuanto a la clasificación por potencia, las principales serían Cataluña, con 52,2%, Madrid, con 10%, País Vasco, con 8,8% y Castilla León, con un 8,2%.

– Considerando la Redes en términos absolutos, el suministro es claramente superior en calor con 35 redes, 19 de frío y calor y solo 2 de frío.

– Respecto a la tipología de clientes queda estructurado en 52% sector terciario, 35% viviendas y 13% industrial.

Ventajas de las redes de calor y frío

• Medioambientales:

– Utilización de fuentes de energía residuales –residuos sólidos urbanos o alternativas- en equipos de alto rendimiento energético, reduciendo el consumo de energías primarias de origen fósil.

– Recorte de emisiones de gases de efecto invernadero y de pérdidas de refrigerante a la atmósfera.

– Disminución de ruidos y vibraciones.

– Nulo impacto visual.

• Económicas:

– Reducción de la potencia eléctrica a contratar.

– Ahorro en la factura de energía.

– Menor coste de mantenimiento.

– No se precisa comprar ni reponer los equipos.

– Facilidad en la previsión de la facturación energética.

– Edificios de última generación. 

• De seguridad y calidad de suministro:

– Garantía de seguridad y continuidad del suministro.

– Eliminación de riesgos sanitarios.

– Supervisión permanente de las instalaciones.

– Ausencia de gases inflamables.

• De uso:

– Flexibilidad del servicio asegurada en todo momento, sin necesidad de planificación y adaptándose a las diferentes necesidades del usuario,  resultando fácil la ampliación de potencia con una mínima inversión en equipos propios.

– Fiabilidad: la redundancia y la calidad de nuestros equipos, su automatización y su supervisión permanente, por técnicos altamente cualificados, garantizan la fiabilidad del servicio prestado.

– Simplicidad: instalaciones menos complejas y económicas en su mantenimiento. Aumento de la simplicidad de operación de las instalaciones puesto que la producción de energía no pertenece al edificio.

– Ahorro de espacio con azoteas despejadas y salas técnicas de dimensiones reducidas.

– Ausencia de vibraciones, ruidos e impactos visuales negativos debido a la eliminación de equipos de aire acondicionado o chimeneas.

Marco legislativo

El crecimiento de la demanda energética en las zonas urbanas no para de aumentar, las necesidades de calor y frío son cada vez mayores y la eficiencia energética en los edificios resulta fundamental. Las redes de calor y frío suponen una excelente solución para dar respuesta a toda esta problemática. Sin embargo, estas redes subterráneas, invisibles, que no generan polución, parecen ser las grandes olvidadas en nuestro país.

Actualmente, en Europa, las redes de calor y frío garantizan el confort térmico de 64 millones de usuarios.  En España deberían alcanzar el mismo nivel de desarrollo que en otros países del mundo, puesto que son sistemas mucho más eficientes que los sistemas autónomos y permiten aprovechar las energías renovables locales, maximizando la eficiencia energética.

Permitir que un edificio en un centro urbano denso pueda conectarse a una red de calor y frío es facilitar la oportunidad de disponer de energía renovable, lo que resultaría, en muchas ocasiones, imposible sin la red. Las redes existentes, así como los numerosos proyectos en desarrollo se realizan en la mayor parte de los casos a través de concesiones, lo que permite a las comunidades locales disfrutar de estas soluciones sin tener que asumir la totalidad de las inversiones y obtener infraestructuras eficientes y duraderas generando además muchos empleos locales.

Por todo ello en España es necesario, como ocurre en el resto de Europa, crear un marco legislativo favorable al desarrollo de nuevas redes. Los resultados y la calidad de las redes existentes en nuestro país ya son, por si solas, suficiente garantía para no poner en duda su valía. En la actualidad, todas las directivas europeas en preparación -como la “Directive of the European Parliament on Energy Efficiency” que tiene que entrar en vigor en 2013- insistan a utilizar las redes de calor y frío para conseguir los objetivos en temas de eficiencia energética y de reducción del impacto de CO2 en el entorno europeo.

Fuentes: Twenergy / ADHAC / Infografía sobre el funcionamiento redes de calor y frío / Asociación Internacional de Redes de Calor y Frío / Flickr

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