La calefacción por infrarrojos tiene múltiples beneficios para la salud: al no crear flujos de aire, evita el desplazamiento de partículas de polvo, polen o ácaros, por lo que está especialmente indicado para gente con alergia o asma.

Mucho hemos cambiado desde que nuestros antepasados descubrieron el fuego y lo utilizaron por primera vez para calentarse. Chimeneas, braseros, estufas de leña, de gas, bioetanol, las formas de calentarnos evolucionan y la tecnología avanza.

Existen 3 tipos de calor de modo regular, calor por “conducción”, por “convección” y por “radiación”.

Las 2 primeras son las más conocidas y las más utilizadas por la mayoría de sistemas de calefacción tradicional:

Conducción

Es el que se produce por la transmisión de calor por contacto entre dos objetos, por ejemplo, el que produce una manta eléctrica o un abrazo.

Convección

Es el que se produce por la transmisión de calor a través del movimiento de un fluido, bien sea líquido o gaseoso como el aire.

Esto significa que se calienta el aire que existe en una habitación progresivamente para que haya una sensación de bienestar en el ambiente. Puede ser, por ejemplo, con el fuego de una chimenea o con el calor de los radiadores de aceite o con  la calefacción central.

Radiación

Es el que se produce a través de ondas electromagnéticas, y a diferencia de los casos anteriores, no existe contacto entre cuerpos ni fluidos para que exista una sensación de calor y bienestar.

La radiación utilizada en este tipo de calefacción es la infrarroja, invisible para el ojo humano y que es lo más parecido al efecto de los rayos solares sobre la tierra.

Las ondas infrarrojas son parte del espectro de la luz natural del sol y son las que producen la sensación de calor. Por eso, la radiación por infrarrojos calienta directamente a las personas y los objetos cercanos, incluyendo techos, paredes, etc. sin necesidad de calentar el aire.

También mantiene la humedad del aire y la temperatura en niveles constantes lo que ayuda especialmente a personas con reúma y artritis. Además, y debido a su capacidad de preservar el aire limpio, evita y previene el “síndrome del edificio enfermo”.

Esta tecnología tiene un coste energético menor que los sistemas tradicionales, el ahorro energético estimado puede ser de entre un 30% y un 50% con respecto a otras opciones de calefacción convencionales.

Al ser de fácil instalación, el coste de inversión es bastante bajo, a lo que hay que sumar una vida útil de más de 50 años sin ser necesarios servicios de mantenimiento. La energía infrarroja es 100% “verde”, ya que no emite gases contaminantes ni residuos de ningún tipo a la atmósfera.

Su eficiencia energética en relación con la energía que consume es del 70%, frente al  25% de sistemas de convección.

Un ejemplo de esta tecnología es la serie GlassHeating de la marca EnerHeating. Se trata de paneles de calefacción por infrarrojos que constan de paneles de vidrio templado, elegantes y eficientes, dotados de una alta resistencia gracias a su material de carbono que ofrece un mejor y óptimo rendimiento.

También se caracterizan por su alta seguridad, debido al diseño exclusivo de sensores en el interior del panel.

El modelo GlassHeating GC500 tiene una potencia de 500W, apta para calentar una habitación de unos 7,5 m2 aproximadamente. También está disponible el modelo GlassHeating GC300, un poco menor, que es apto para calentar una estancia de 4,5 m2 aproximadamente. A estos modelos se suman los de la serie Proheating PD para ampliar la oferta disponible en nuestra tienda.

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