El motor que está detrás del sistema de vida en las sociedades desarrolladas pide siempre más y más. La voracidad energética del mundo actual corre a un ritmo desaforado, pero con un importante inconveniente: los recursos de los que se alimenta son finitos.
En Colombia, gracias a la abundancia de agua y a su pronunciado relieve, la mayoría de la electricidad que se utiliza proviene de los recursos hídricos, en concreto, un 67%, según datos referidos a 2012 y recogidos por Fedesarrollo. Estos datos sitúan al país en una posición claramente privilegiada con respecto a la media mundial, que genera su energía a partir de combustibles fósiles.
No obstante, más del 30% de la electricidad colombiana en 2012 se consiguió por generación térmica, a través de combustibles fósiles como el gas y el carbón, cuyas reservas se están agotando. Además, aunque el agua es un recurso renovable, en tanto que su generación mediante el ciclo natural es más rápido que su uso, es determinante que se trata de un recurso limitado y que el impacto ambiental de sus centrales es muy elevado.
Como añadido al callejón sin salida que suponen las fuentes convencionales de energía, su utilización acelera el cambio climático, porque emiten más gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento del planeta. Por eso, la investigación e innovación en materia de energías renovables o verdes es una asignatura insoslayable a nivel mundial que Colombia tampoco puede esquivar. De hecho, es especialmente vulnerable, porque los recursos hídricos del país varían en función de El Niño y en años de escasez, aumenta su dependencia de las centrales térmicas.
Así pues, es evidente que el planeta está frente a un reto decisivo y que son necesarias políticas sustentables de generación energética, así como el desarrollo de herramientas que aumenten la eficiencia.
Objetivo: para toda la vida
Las fuentes renovables son aquellas que o son inagotables o que simplemente se vuelven a generar más rápido de lo que se utilizan. Colombia tiene un potencial privilegiado para desarrollar a partir de sus recursos naturales una tecnología que permita encontrar el Santo Grial: conjugar progreso y sustentabilidad. Actualmente, según la Unidad de Planeación Nacional Minero Energética, estas energías verdes producen el 20% del consumo mundial de electricidad. En Colombia, en 2012, apenas generaron el 5% de la energía.
Entre las fuentes alternativas se encuentra la energía solar, generadora de luz y calor, gratuita, que no produce emisiones y que además es silenciosa. En Colombia se podría explotar en las zonas del Magdalena, La Guajira, San Andrés y Providencia.
La energía eólica utiliza el movimiento del viento para conseguir electricidad, empleando molinos y aerogeneradores. Es segura y también gratuita, aunque las instalaciones pueden alterar la vida silvestre. En la Alta Guajira se puso en funcionamiento el primer parque eólico colombiano que actualmente aporta 19,5 megavatios al Sistema Interconectado Nacional.
También es posible obtener energía mediante la combustión de biomasa, es decir, cualquier material proveniente de seres vivos, como madera o plantas. Además de facilitar la eliminación de desechos, emite poco dióxido de carbono. Tiene en su contra que precisa importantes inversiones y su rentabilidad se obtiene a largo plazo. Colombia podría obtenerla a través del bagazo de la caña y de la cascarilla de arroz.
Los océanos son una fuente energética gracias al calor que se acumula en su superficie y a la energía mecánica que se obtiene de las mareas y las olas. Colombia tiene un potencial de 30GW gracias a sus 3.000 km de costas.
El calor que procede del centro de la tierra es el origen de la energía geotérmica. La transformación en electricidad puede lograrse a través de perforaciones muy profundas y, aunque no contamina, es costosa y depende de la actividad tectónica de la zona. En Colombia, podría explotarse gracias a los volcanes Chiles-Cerro Negro, Azufral, en el Parque Nacional de los Nevados y en el Área Geotérmica de Paipa.
Como ves, Colombia tiene un tesoro en bruto que explotar.
Fuentes: Fedesarrollo | Ministerio de Educación Nacional | Portafolio