Los ayuntamientos y las autoridades sanitarias recuerdan entonces la importancia de desplazarse en transporte público, recomiendan no hacer deporte en exteriores y toman ciertas medidas como regar las calles para sanear el ambiente. Sin embargo, estas no son más que un primer bloque de medidas. También toman otras que muchas veces son menos populares, pero más efectivas ya que afectan al tráfico rodado.

Medidas en caso de contaminación atmosférica

1. Reducir la velocidad de circulación

Las ciudades suelen reducir la velocidad de circulación por el centro de la localidad, sus puntos de acceso y las carreteras periféricas o circulares que permiten habitualmente ir más rápido.  Madrid, por ejemplo, la baja a 70 km/hora. Lo hacen para que el tráfico sea más fluido y para que así se reduzcan las paradas, los frenazos y los acelerones, reduciendo así las emisiones.

2. Prohibir la circulación de vehículos tradicionales 

En algunas ciudades, como Madrid o París, se ponen en marcha restricciones de circulación.  Algunas ciudades, como Barcelona, no llegan a prohibir el tráfico, pero sí lanzan campañas disuasorias para convencer a sus ciudadanos de que dejen el coche en casa. Otras hacen campañas puntuales: Roma hace domingos ecológicos, en los que el tráfico está prohibido.

Así, cuando se alcanzan los escenarios de máxima contaminación atmosférica, se restringe el tráfico de vehículos limitando las posibilidades de aparcamiento (no se puede aparcar en el centro, por ejemplo, lo que hace que llevar el coche sea realmente un engorro) y prohibiendo directamente la circulación. Siguiendo el caso de Madrid como ejemplo, según el día de la semana en el que se esté, solo pueden circular ciertos vehículos. Las limitaciones son solo para vehículos tradicionales y se aplican al 50% de la flota. Unos días solo pueden circular los coches con matrícula par y otros días los que tienen matrícula impar. Las limitaciones a la circulación también se aplican a los taxis: los taxis libres solo pueden estar en sus paradas y no dando vueltas por la ciudad, a excepción de los Ecotaxis y Eurotaxis (estos últimos taxis para personas con movilidad reducida).

3.  Incentivar el uso de vehículos verdes

Además, las medidas disuasorias también tienen un efecto en el uso de los coches respetuosos con el medio ambiente y que tienen cero emisiones, ya que estos permanecen al margen de las medidas de restricción. En la lista se incluyen a los coches “eléctricos, de pila de combustible o de emisiones directas nulas, así como vehículos eléctricos enchufables y vehículos eléctricos de rango extendido”, como se lee en las instrucciones que Madrid da a sus ciudadanos.

Siguiendo con el ejemplo de esta ciudad, los vehículos que están certificados como cero emisiones pueden circular por el centro de la ciudad (aunque tienen que mantener la restricción de velocidad para mantener la fluidez del tráfico) e incluso aparcar en las zonas cerradas para ello mientras está prohibido. Ellos permanecen ajenos a las medidas de reducción de polución porque, al fin y al cabo, ellos no contaminan. De hecho, los únicos taxis que pueden circular libremente por la ciudad son aquellos que son ecológicos.

4. Y de las alternativas de transporte

Igual que ocurre con los vehículos respetuosos con el medio ambiente, los protocolos también suelen tener un efecto en cómo los ciudadanos se desplazan por la ciudad. Las alternativas de transporte, como es el caso de los autobuses o el metro, suelen tener un mayor uso esos días. Algunas ciudades, como París, abren incluso sus transportes públicos a toda la ciudadanía de forma gratuita.

Los ciudadanos no solo cambian su vehículo por los medios de transporte público, sino que también se lanzan a probar nuevas fórmulas como el carsharing. Según datos de una de las compañías que están lanzando este tipo de servicios, car2go, dado que una parte muy importante de su flota es eléctrica sus flotas «refuerzan el efecto positivo sobre la calidad del aire en las zonas de aglomeraciones». Como sus vehículos son eléctricos y se pueden contratar por minutos, muchos ciudadanos los prueban cuando no pueden emplear los tradicionales.

5. Obligar a pagar un peaje

Eso es lo que hacen algunas ciudades como medida disuasoria para el tráfico rodado. Si quieres circular con tu vehículo contaminante por el centro de la ciudad, no te queda más remedio que pagar una tasa, como harías en una autopista. Es el modelo que aplica Londres, que lo aplica desde 2008. La capital británica tiene serios problemas de contaminación (al año se mueren unas 9.500 personas por problemas de salud causados por la contaminación) y quieren tomar medidas mucho más exigentes en el futuro. Los planes están en obligar a los vehículos en 2020 a pasar una suerte de exámenes de emisiones que limitarán quién puede circular por el centro.

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