Eso es lo que acaban de demostrar estudios, gráficos y mapas basados en mediciones de calidad del aire. Si se vive en la Europa del Este o en la zona de los Balcanes, espacios que quedaban a uno de los lados del telón de acero, lo más probable es que se esté respirando un aire más tóxico del que se respira si se viven la Europa Occidental, el otro lado del antiguo telón. La zona del este está dominada en el mapa establecido por las mediciones del European Air Quality Index por puntos granates, rojos y amarillos, que representan respectivamente al aire de muy pobre, pobre o moderada calidad. Mientras, en el otro lado, los puntos dominantes son verdes y celestes, que implican una adecuada o buena calidad del aire.
Algo similar ocurre en las mediciones de calidad del aire de Berkeley Earth. En la Europa Occidental domina el color verde, que marca la buena calidad del aire, con islotes amarillos (en Galicia, el Benelux o la región de Londres) que marca la calidad moderada. En la Europa del Este, lo dominante es el amarillo, con calidad moderada, con islotes con aire de peor calidad (y un par de islotes verdes).
Esos datos se cruzan con estimaciones de muertes derivadas de la mala calidad del aire. La mayor cantidad de fallecimientos por esta razón se concentran en la Europa del Este y en los Balcanes, frente al total de toda Europa. Polonia cuenta con 33 de las 50 ciudades más contaminadas de Europa.
Por ello, la calidad del aire y la calidad de vida derivada varía según en qué zona de Europa se viva. La causa de esta separación entre lo que ocurre en una zona y lo que ocurre en otra está, según los expertos, en las fuentes de energía que se emplean con fines energéticos. Mientras que en Europa Occidental, el uso del carbón ha ido perdiendo relevancia en los últimos tiempos y se ha ido cambiando por fuentes limpias alternativas de energía, en Europa del Este sigue siendo empleado de forma bastante amplia, especialmente en invierno cuando se usa en sistemas de calefacción.
Los sistemas de calefacción aún emplean de forma habitual métodos de quemado de madera o carbón, lo que implica que se genera mucho más humo y se lanzan más emisiones a la atmósfera. De hecho, la importancia que esto tiene en los datos de calidad del aire se puede ver perfectamente si se compara lo que ocurre en verano y lo que ocurre en invierno. El mapa amarillo de Europa del Este con puntos rojos del invierno pasa a ser en verano simplemente amarillo. La calidad del aire se recupera levemente cuando ya no hay que usar sistemas de calefacción. Curiosamente, los mapas del verano muestran como zonas verdes de la Europa Occidental pasan a ser amarillas en verano, posiblemente porque se crean nubes de polución por culpa de los coches.
FUENTES: Elaboración propia, Qz, ZMEScience