Ciudades con registros históricos

Para algunas ciudades del mundo y para algunas regiones, 2017 ha sido un año bastante brutal en lo que a contaminación se refiere. Delhi, la ciudad de India, ha conseguido, por ejemplo, el cuestionable mérito en 2017 de convertirse en la ciudad más contaminada del mundo. Durante el mes de noviembre, por ejemplo, respirar el aire de la ciudad era tan nocivo como podía serlo fumar 50 cigarrillos cada día.

La calidad del aire era tan mala que, en algunos momentos, rompió con las escalas de medición y se posicionó por encima de los peores indicadores existentes. Los hospitales vieron como los pacientes con problemas ligados con la contaminación subían en un 20% y la mala calidad del aire obligó a algunas aerolíneas a cancelar vuelos y causó accidentes de coche por la nefasta visibilidad.

El caso de Delhi ha sido el más impactante por sus cifras y por los efectos, pero no es el único que ha tenido este año. La situación en China en cuanto a contaminación no ha mejorado, por ejemplo, y en Irán se han llegado a tener que cerrar los colegios.

Los datos de Europa

A eso se suma que el cierre de año no fue especialmente positivo en términos de contaminación. Las imágenes publicadas en diciembre por la European Space Agency mostraban altos niveles de monóxido de carbono en Asia, África y América del Sur, altas concentraciones de dióxido de nitrógeno en zonas de Europa o dióxido sulfúrico por culpa de una explosión de un volcán en Bali en agosto.

La calidad del aire en Europa se ha mejorado entre 2000 y 2015, gracias a los trabajos de las administraciones por imponer ciertos estándares y controles, aunque todavía queda mucho por hacer. Las concentraciones de partículas en suspensión siguen siendo superiores al límite establecido en grandes zonas de Europa, lo que también ha ocurrido con el ozono, el dióxido de nitrógeno y otros elementos.

Los efectos de estas cifras

La situación no parece además tener muchas perspectivas de mejora y, de hecho, algunas de las decisiones políticas de 2017 (como la salida de EEUU de foros y pactos) podrían hacer que las cosas empeoraran. El coste de la contaminación es muy elevado, tanto en términos medioambientales como de salud pública e incluso económicos.

Algunas estimaciones hablan de cada año la contaminación mata ya a 9 millones de personas. De hecho, la polución ya mata a más personas en el mundo que el tabaco, la suma del sida, la malaria y la tuberculosis, la malnutrición, los accidentes de tráfico o las guerras. La cifra implica que el 16% de todas las muertes que se producen en el mundo al año está ligada a la contaminación.

A eso se suma que los investigadores aún están atando cabos y que la contaminación podría tener un peso mayor del que pensamos en cuestiones como la diabetes o la demencia (algunos de los campos que se están investigando). Ahora mismo ya se sabe que la contaminación es uno de los «gatillos» que llevan a que se produzcan infartos. Un estudio de investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV) muestra una relación entre el aumento del número de infartos y los niveles de contaminación. Los días con mayor contaminación hay más infartos.

Además, tiene ya un impacto económico que se mide en billones (trillones anglosajones) de dólares anuales. Las cifras rondan los 4,6 billones anuales, una cantidad que supone algo más del 6% del producto interior bruto mundial.

FUENTES:  Fuentes Elaboración propia, Vox, Time, EEA, The Guardian, ElMundo

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