Hay quien ve en la tecnología una amenaza para la esencia del libro. Se puede llegar a entender ese pesimismo si se tiene en cuenta que desde tiempos del pergamino, el libro no sufría un cambio de formato tan radical. Lo cierto es que tampoco se puede decir que lo necesitase, su perfección reside en su simpleza. Pero aunque los románticos, sentimentales y nostálgicos  se resistan a reconocerlo, el soporte digital tiene muchas ventajas. La más obvia es la cuestión del espacio, en el libro electrónico caben bibliotecas enteras y ya sea para viajar o para almacenar, resulta más cómodo. Pero sin duda lo más importante es su contribución al medio ambiente, y es que se calcula que para crear 200 páginas de un libro, son necesarios 3 árboles. Sólo con los e-books que vendió amazon el año 2010 se salvaron más de millón y medio de árboles. Aquí encontramos una interesante contradicción en el discurso argumental de los partidarios de la celulosa, que acostumbran a ser gente naturalista y concienciada, pero que sin embargo no son capaces de sobreponer los intereses medioambientales del planeta a su fetichismo. Pero  más allá de ese valor sentimental, el libro impreso mantiene una cómoda ventaja respecto a su competidor, gracias entre otras cosas a que no se estropea si se moja, no se queda sin batería, es resistente a golpes, es más fácil de ojear, y sobre todo, es  accesible para todo el mundo.

Una cuestión en apariencia tan simple no ha conseguido poner de acuerdo a la comunidad lectora, y aunque de momento siguen siendo más los partidarios del formato clásico, los e-books recortan distancias año a año. Sin ir más lejos, la facturación del mercado de libros electrónicos pasó de los dos millones de euros en el 2011 a doce millones en el 2012, lo que ya supone un 23% de las ventas de libros totales. Según datos del último estudio realizado por la Federación de Gremios de Editores de España, el 63% de los españoles lee con cierta regularidad y un 11,7% lo hace en soporte digital.

Y tú, ¿eres de papel o de pantalla?

Fuente: FGEE, La Vanguardia, Flickr

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