Estos datos son muy negativos desde los más diversos puntos de vista, dado que los bosques nativos juegan un papel clave en la regulación climática, el mantenimiento de las fuentes y caudales de agua y la conservación de los suelos. A ello tenemos que sumar, además, la fuente que constituyen de alimentos vegetales y animales, maderas y medicamentos, entre muchos otros.
Por este motivo, hoy más que nunca es necesaria una legislación adecuada que vele por los boques nativos que, en la actualidad, se reparten entre unas seis eco-regiones como son los Bosques Patagónicos, Chaco Seco, Chaco Húmedo, Selva Paranaense, Yungas y Espinal. Un ordenamiento legislativo que ataje las principales causas de desaparición de estas masas forestales, entre las que destacan la explotación intensiva sin planificación, así como la rápida expansión de la ganadería extensiva de monte. Estas acciones han reducido drásticamente los procesos de regeneración de las masas forestales sobre extensas superficies. Al mismo tiempo y con el paso de los años, la irrupción del monocultivo de soja transgénica en territorio argentino no ha contribuido, precisamente, a mejorar la situación.
Por este motivo, que la comisión de Recursos Naturales y Medio Ambiente de la Cámara de Diputados ya haya comenzado a tratar el proyecto de ley de Ordenamiento de Bosques Nativos es una muy buena noticia. El proyecto viene a completar el logro conseguido en 2007 luego de 12 años de presión por parte de los activistas ecologistas. Entonces, más de treinta organizaciones sociales entregaron en el Senado un millón y medio de firmas de personas de todo el país en reclamo por el urgente tratamiento de la norma. No son objeto de esta ley, sin embargo, el monte implantado de eucalipto, álamos, pinos y sauces, a los que corresponde otro el marco legal.
Ahora, la ley de Ordenamiento de Bosques Nativos supone un avance sin precedentes en materia ambiental, demostrando la fuerza del consenso social y la unión ciudadana. El proyecto contempla la división de la provincia en tres zonas de acuerdo al grado ecológico del recurso y a las distintas condiciones para su utilización, puesto que el objetivo del proyecto de ley es doble: por un lado, la conservación de los bosques y, por otro, la mejora y mantenimiento de los procesos ecológicos y culturales. En esta línea, el nuevo ordenamiento no olvida, además, compensar a quienes conserven el monte nativo y multar e, incluso, inhabilitar a los responsables de las talas ilegales.
Fuentes: Twenergy / Greenpeace / analisisdigital.com.ar / apfdigital.com.ar / proyungas.org.ar / Flickr
