Hormigón ecológicoEn el sector de la construcción, el hormigón es el material más usado por detrás del agua, con un volumen mundial de 7 billones de m3 al año. Esto, unido a las altas emisiones derivadas del proceso de fabricación de este componente, genera entre un 3 y un 7% del total de las emisiones globales de CO2 a la atmósfera.

Consciente del impacto que ocasiona el sector de la construcción en el medio ambiente, Feraidon Ataie, un investigador afgano de la Universidad del Estado de Kansas, ha desarrollado un nuevo tipo de hormigón a partir de residuos de derivados de la producción de bioetanol. Este avance no sólo tiene una huella de carbono inferior a la del hormigón convencional, sino que es mucho más resistente y duradero.

El hormigón tradicional es una mezcla de cemento Portland, agua y agregados como arena, piedras o grava. Durante la investigación se sustituyó parte del cemento Portland de una mezcla estándar de hormigón por derivados de la producción de etanol celulósico. Al contrario de lo que ocurre con la fabricación del etanol de maíz, donde los productos son utilizados para alimentar al ganado, en el caso del etanol de celulosa se crean residuos altos en lignina como virutas de madera, pajas de trigo y otros desechos de la agricultura, que sólo pueden ser quemados para producir electricidad, desechados en forma de cenizas o enviados a un vertedero.

El resultado de sustituir un 20% de cemento Portland por estas cenizas altas en lignina, aumenta hasta 32 veces la resistencia, la fortaleza y la durabilidad del hormigón.

Retos

Uno de los retos a los que se enfrenta esta nueva tecnología es la desproporción existente entre el hormigón y el bioetanol usado en el mundo. Sin embargo, hay visos de que la producción de biocombustibles mantenga una tendencia ascendente y, por lo tanto, también lo hará la cantidad de productos derivados del mismo.

El análisis del ciclo de vida completo del bioetanol como fuente de energía, muestra que las emisiones generadas en los procesos de producción y operación del combustible son compensadas por las fijadas en el cultivo durante su crecimiento. Este factor junto con el  aumento de la presión internacional para controlar las emisiones totales de Gases de Efecto Invernadero (GEI), está provocando que la utilización del bioetanol como combustible para el trasporte por carretera crezca muy rápidamente.

Beneficios

Los beneficios a nivel económico radican en que, al hacer más rentable la producción de biocombustibles por el mejor aprovechamiento de sus residuos, es muy probable que se produzca una disminución del coste de la producción del bioetanol.

Del mismo modo será beneficioso para los agricultores, ya que aquellos que planten trigo o maíz podrán utilizar los tallos para producir bioetanol, y vender también los residuos generados a la industria del hormigón. En definitiva, podrán aprovechar y dar valor a la producción de sus tierras hasta el final.

Fuentes: Twenergy / Flickr

Rate this post

Write A Comment

Guardar en Pinterest