Bombillas LED en el alumbrado publicoEn Pamplona, Tudela y Estella no han recibido con mucho júbilo el anuncio del ministro de Industria. Estos tres municipios navarros ya han puesto en marcha su propio plan de ahorro de energía pero no han optado por el las LED sino por las lámparas de vapor de sodio. El objetivo es el mismo que el de la Administración central y, según fuentes del ayuntamiento pamplonés, el ahorro calculado por el uso de lámparas de sodio es mayor que con LED. La capital navarra, que empezó hace 10 años a sustituir sus puntos de luz, calcula que el cambio supone un ahorro equivalente a un millón euros al año. Además, defienden que el sistema que han puesto en marcha es más eficiente que el que proponen desde el Ministerio. «Según los informes de nuestros técnicos, la tecnología LED no tiene todavía la eficacia y la bondad ecológica que dan las lámparas de vapor de sodio«, explica Ignacio Polo, concejal de Conservación Urbana de Pamplona.

Pero, ¿entonces no es la tecnología LED la mejor opción? ¿Tiene más ventajas o más inconvenientes?

Ventajas e inconvenientes de la tecnología LED

La iluminación con lámparas LED tiene importantes argumentos a favor: carecen de toxicidad y gastan menos que las bombillas tradicionales. Son muy resistentes y tienen una vida en torno a las 50.000 horas, frente a las 1.000 de las incandescentes.

Visto así pueden parecer la mejor opción para reducir el gasto público mientras se respeta el medio ambiente. Pero los sistemas LED también tienen una serie de desventajas que, en ocasiones, pueden hacer que otras alternativas sean más atractivas.

El primero de los inconvenientes es el precio: el coste de una bombilla LED es mucho más alto que el de una bombilla tradicional. Además del consumo, hay que tener en cuenta el importante desembolso inicial que supone cambiar todo el sistema de alumbrado público de un municipio. Cada ayuntamiento tendrá que hacer sus propias cuentas para reducir el gasto en iluminación, que supone entre el 40% y el 60% de la partida presupuestaria de un municipio.

Desde la Asociación contra la Contaminación Lumínica (Cel Fosc) recuerdan otros inconvenientes a tener en cuenta antes de decantarse por este tipo de iluminación. Por ejemplo, que en algunas ocasiones es necesario consumir más energía si se quiere alcanzar la misma luminosidad que con otro tipo de bombillas.

También señalan que la luz blanca que emiten estas bombillas puede tener efectos sobre la salud, puesto que afecta a la melatonina, una hormona que protege al cuerpo frente a diversas enfermedades. Y que también puede producir otros daños colaterales como la contaminación lumínica si no se instalan de manera correcta.

A estas advertencias, Ecologistas en Acción añaden otra: hay que saber el lugar de fabricación de las bombillas, puesto que países como China tienen estándares medioambientales menos exigentes.

El uso de este tipo de bombillas para reducir el gasto de alumbrado público está cada vez más generalizado y hay ciudades que ya han cambiado por completo el sistema de iluminación de sus calles. El municipio barcelonés de L’Estany fue el primero de Europa en tener el 100% de sus bombillas en LED. Desde el ayuntamiento de esta localidad de 400 habitantes afirman que en menos de cuatro años amortizarán los 46.000 euros que han invertido y que les permitirá reducir hasta un 80% su consumo de energía y rebajar en un 65% las emisiones de CO2. Sin embargo, otras ciudades como las de Tudela, Estella y Pamplona no lo ven tan claro. ¿Cuál crees que es la mejor opción?

Fuentes: Twenergy / Consumer / Diario de Navarra / El País / Flickr

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