La principal función del mulching es el control de las malas hierbas, aunque no la única. Este acolchado también sirve para proteger el sustrato de las inclemencias climáticas y los cambios bruscos de temperatura, reduce la pérdida de agua por evaporación y aumenta la biodiversidad y la actividad biológica del suelo. El mulching añade además nutrientes al suelo, gracias a la descomposición gradual del material; y retiene el calor del suelo, lo que permite la siembra, el trasplante precoz de algunas cosechas y un crecimiento más rápido y con mejores resultados.
Hay varias formas de hacer mulching: utilizando materiales naturales (orgánicos o inertes) o sintéticos. En el primer caso, se pueden utilizar paja y heno (buenos para la aireación y la humedad del suelo), helechos, serrín, cortezas desmenuzadas, restos de poda triturados, césped (muy nutritivo y eficaz), hojas secas, grava y arena, entre otros.
Entre los materiales sintéticos encontramos desde caucho -hecho con neumáticos reciclados-, a plásticos o diferentes tipos de textiles. Hay que tener en cuenta que los materiales secos son mejores para tierras que tienden a compactarse, mientras que los materiales húmedos que se descomponen rápidamente van muy bien para huertos de climas más húmedos.
¿Cuándo es el mejor momento para hacer mulching? El otoño o la primavera son las épocas idóneas para crear este mantillo. Dos consejos más: es importante formar el acolchado con el suelo libre de malas hierbas y un espesor que oscile entre los 5 y 10 centímetros. Hacer mulching es tan sencillo como eficaz. Y tu huerto lo agradecerá.
Fuentes: agrohuerto.com | ecoagricultor.com