Algo tan simple como observar la naturaleza puede depararnos respuestas para solventar problemas medio ambientales o incorporar a nuestras vidas nuevas ideas sostenibles.
Paseando por un bosque, Aidan Dwyer, un estudiante estadounidense de séptimo grado, descubrió que si se orientan las celdas fotovoltaicas respecto del sol de una determinada manera, su rendimiento puede mejorar entre un 20% y un 50%. Según defiende éste adolescente, la disposición de las ramas de los árboles, relacionada con la serie de números descrita en el siglo XIII por el matemático italiano Leonardo de Pisa (también conocido como Fibonacci), no es causal, y permite maximizar el aprovechamiento de la energía solar.
Su teoría indica que la pauta de distribución de las hojas y de las ramas en el tronco de muchos árboles sigue la denominada Sucesión de Fibonacci, una serie de números descrita en el siglo XIII por el mencionado matemático. En realidad, desde hace mucho se sabe que la naturaleza utiliza con frecuencia esta serie de números en sus «diseños», en la que cada término es la suma de los dos anteriores (es decir, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34… o Fn = Fn-1 + Fn-2). La distribución de las hojas de una lechuga o el número de conejos que cabe esperar después de una determinada cantidad de generaciones, pueden explicarse a partir de esta serie.
A continuación, el niño construyó dos pequeños captadores solares compuestos por un grupo de células fotovoltaicas, para ver si la forma en que las ramas crecían en los árboles influía en la cantidad de luz que cada hoja recibía. Uno de ellos agrupaba pequeños paneles con una distribución plana, semejante a la que normalmente vemos en las cubiertas de los edificios. El segundo reproducía el patrón que había observado en las ramas de los árboles.
El resultado fue que el panel que copia a la naturaleza permite generar como mínimo un 20% más de energía. Es más, en invierno, este rendimiento se incrementa hasta alcanzar el 50% sobre la distribución plana. Aidan ha conseguido un reconocimiento, otorgado por el Museo Americano de Historia Natural, y ha registrado una patente.
Esperamos que este invento sirva para impulsar la investigación en la búsqueda de mejores rendimientos eficiencia de la energía solar fotovoltaica.
Fuentes: Twenergy / ABC / Museo Americano de historia natural / Flickr