Palés correderos
Afortunadamente, de un tiempo para acá el reciclaje de palés de madera se ha extendido y ya no resulta extraño ver estanterías o mesas fabricadas con estos productos reciclados. Hoy daremos un paso más allá, construyendo una puerta corredera.
Para una puerta de un tamaño normal, será suficiente con dos palés, que deberemos desmontar tabla a tabla. Una vez desmontados, resultará mucho más sencillo comprobar si con esa cantidad será suficiente para las dimensiones de puerta que buscamos. Para ello, dispondremos los listones en el suelo, donde será más fácil jugar con los distintos anchos y largos y armar nuestro proyecto de puerta.
Una vez que tengamos clara la colación de cada una de las tablas, comienza lo más duro: lijar, puesto que la madera de los palés está poco o nada tratada. Cuando hayamos terminado de lijarlas, será el momento de pintarlas del color que más nos guste y, cuando se haya secado la pintura, unir las maderas atornillándolas con tablas perpendiculares o cruzadas.
Cuando tengamos la puerta montada, sólo nos resta tomar nuestro kit homologado de guía y accesorios para convertir nuestra obra de reciclaje en una auténtica puerta corredera. Es muy importante no olvidar medir correctamente, en dos aspectos: por un lado, en que una vez colgada la puerta no debe tocar el suelo pues, de hacerlo, no se deslizará por la guía. Por otro, que el largo del raíl sea como mínimo el doble que la puerta, de lo contrario, no tendríamos recorrido suficiente para abrir o cerrar la estancia.
Lámparas con tarros
Los palets no son los únicos productos reciclados que podemos utilizar para llevar el DIY a nuestro hogar. Los tarros de vidrio pueden convertirse en bonitas y originales lámparas para nuestro cuarto. Lo primero que necesitamos hacer es buscar un tarro de vidrio bonito, recordando que si utilizamos uno de color, ese será el reflejo que proyectaremos por la habitación. Los frascos de confituras y mermeladas suelen tener diseños muy bonitos, por lo que puede ser una buena opción.
Para introducir el casquillo de la bombilla, necesitaremos perforar su tapa con la medida exacta del casquillo. Si no tenemos una taladradora, podemos utilizar un clavo y un martillo e ir agujereando toda la circunferencia dibujada, hasta que recortemos esa parte de la chapa dejando el hueco para el casquillo.
Si queremos que nos quede más lindo, podemos pintar el casquillo y la tapa del tarro del mismo color con un simple spray, pero recuerda antes proteger el cable, porque no lo queremos pintar. Bastará forrarlo con cinta de carrocero (unos 10 centímetros será más que suficiente.
Una vez seca la pintura, no tenemos más que enroscar la bombilla, cerrar el frasco y disfrutar de nuestra original lámpara DIY. Otro buen ejemplo de arte reciclado, sencillo y barato.
Jardines verticales
¿Y si juntáramos el mundo de la jardinería con el del reciclaje? También es posible, aunque habrá que echarle un poquito de imaginación. Con diferentes productos reciclados podemos tener en casa nuestro propio jardín vertical, muy indicado cuando el espacio del que disponemos es muy limitado. Será una manera muy verde de decorar una pared que tengamos libre.
Antes de nada e independientemente del material que vayamos a reciclar en este DIY, tenemos que ser cuidadosos a la hora de seleccionar el tipo de plantas. Como el espacio es reducido, lo ideal es recurrir a plantas que no requieran de mucha atención (podas, por ejemplo) y, además, que no necesiten de una gran cantidad de luz, especialmente las que vayamos a colocar en la parte inferior del jardín vertical.
Uno de los soportes más sencillos que podemos utilizar y que no requiere prácticamente de ningún esfuerzo de bricolaje, es un organizador de zapatos. Al estar fabricados de tela, este material poroso, que se asemeja al fieltro, dejará pasar el agua desde las plantas ubicadas en la parte superior, cayendo hasta la inferior.
Si queremos complicar un poco más el proceso, podemos recolectar el que es, probablemente, uno de los productos más reutilizados en prácticas DIY: las botellas PET. Antes de nada, es importante lavarlas para que no quede ningún resto de refresco en su interior. Completada esta fase, podemos disponerlas de dos maneras bien distintas:
- Si las queremos utilizar como jardineras, basta con recortarlas por uno de sus lados para introducir la arena y que la planta crezca hacia el exterior por ese agujero. Con ayuda de cable, alambre o tanza resultará muy sencillo colgarlas.
- Una segunda modalidad es crear un huerto vertical. Para ello, tomaremos las botellas en las que vayamos a plantar nuestras hortalizas o verduras y recortaremos un lateral como en la disposición anterior. La diferencia es que, en vertical y bocabajo, conectaremos las botellas entre sí, introduciendo la parte superior de una a través de la base de otra. La botella de la parte superior no tendrá planta y habremos cortado su base porque será la que ejerza de depósito para echar el agua de riego. Llena esa botella, tan sólo tendremos que esperar al efecto de la ley de la gravedad para que se rieguen todas las plantas, terminando en la botella inferior, también sin planta ni tierra, que será la que recoja el agua sobrante.
Fuentes: Elaboración propia