Ya hemos comentado anteriormente que países como Noruega son muy eficientes a la hora de deshacerse de sus residuos, llegando al punto de tener que importar basura de Inglaterra e Irlanda que utilizan para generar electricidad y calefacción.

En Suecia ocurre algo muy parecido. Se trata de un país en el que el 96% de los desperdicios o se reciclan o se derivan a plantas de incineración. De hecho, los basureros públicos sólo reciben el 4% de los desechos de la población. ¿Cómo lo consiguen?  

Entre las medidas que se llevan a cabo destacan el reciclado de productos farmacéuticos,  el  uso de energías limpias por parte de los propios camiones de basura y la devolución de latas y botellas por parte de los ciudadanos (un total de 1,5 billones de botellas y latas al año según la compañía de reciclaje sueca Returpack). 

Pero además, en los hogares suecos se separan muchos tipos de basura distintos: orgánica, metales, pilas, vidrios de color, vidrios transparentes, plástico duro, plástico blando, cartón, Tetra Pack, papeles, periódicos y revistas.

Dada la eficiente gestión de residuos de Suecia, el país también lleva algunos años importando basura de otros países. La ausencia de desperdicios es un gran problema para las 250 mil casas que obtienen energía con un sistema que se alimenta de desechos.

Aunque los primeros acuerdos de Suecia (en mayo de 2013)  fueron con Noruega para importar basura con la que producir energía, la intención siempre ha sido evolucionar hacia un modelo en el que se pudieran obtener los desperdicios de otros países como Italia, Rumanía, Bulgaria o los países bálticos donde la un gran porcentaje de sus desechos acaban en los vertederos. 

De esta manera se demuestra que el modelo de reciclaje nórdico funciona (modelo que también hemos visto en Estados Unidos) y puede exportarse a otros países que tienen problemas para deshacerse de sus residuos.

Fuentes: Ecoosfera | Mnn | Upsocl

 

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