El equipo dirigido por el profesor de ingeniería civil y ambiental Naji Khoury, de la Universidad de Temple (Filadelfia) ha bautizado este invento como Plastisoil. El plástico que utilizan es el tereftalato de polietileno (PET), que se encuentra de forma común en las botellas de refrescos y otros tipos de envasado. Los productos hechos con PET normalmente contienen sólo un tipo de plástico, lo que los hace fáciles de reciclar.

Según Khoury, para fabricar una tonelada de este material sostenible sólo se necesitan 30.000 botellas de plástico. El proceso es sencillo: basta con triturar el plástico, calentarlo y mezclarlo con tierra y rocas. El resultado es un material duro y permeable similar al asfalto poroso lo que facilita la absorción del agua, aceite y suciedad, evitando la acumulación de líquidos  y garantizando así la seguridad de conducción. A esto hay que sumarle que Plastisoil es un material más económico que el cemento o el asfalto convencional y su proceso de elaboración consume mucha menos energía que el resto.

Los investigadores ya han probado con éxito este material hecho con plástico reciclado en la Universidad de Temple y estudian la forma de comercializarlo con el fin de convertir Plastisoil en una auténtica solución para conseguir ciudades más sostenibles y reciclar botellas de plástico.

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