Pero nada más lejos de la realidad: el invento éste de repartir costes lo que hace es decir a cada vecino qué ha consumido de calefacción, es decir, que cada uno se paga su fiesta.
Antes Sacramento se ponía negra de pagar la ronda a todos los amigos y vecinos (algunos de estos ilustres son de los que abren las ventanas en invierno porque en la casa no se puede estar del calor que hace, y en una comunidad de 13 plantas, con 4 hogares por planta… son muchos ilustres ineficientes). Ahora está tan encantada de la vida cuando ha descubierto que los que abrían las ventanas se cuidan de cerrarlas… en cuanto les tocas el bolsillo (ya no tirarán del fondo mancomunado de todos los vecinos, sean o no ahorradores).
Y todo esto viene de un plan que ha puesto en marcha la Comunidad de Madrid (una región muy vivaracha en estos asuntos de la eficiencia energética y de implicar a los actores del mercado en proponer planes que benefician a todos los ciudadanos), a través de la Fundación de la Energía, relativa a la Directiva Europea de Eficiencia Energética que exige a los propietarios la instalación de estos dispositivos , donde haya calefacción centralizada, para antes del año 2017.
¿Y cómo funciona esto, hijo mío?
Mi madre me pregunta siempre de estas cosas técnicas, y eso que le explico siempre que me dedico al marketing y a la comunicación en una empresa fabricante de líneas de mando y protección eléctrica…. Algo alejado de lo “ingenieril”.
El aparato en sí parece un ambientador, con su carcasa, sensor de temperatura, y tiene una pantalla, su fuente de alimentación, precinto (para evitar manipulaciones no autorizadas), etc. En la práctica totalidad de modelos no se requiere de obra, se sujetan con unos tornillos sobre el radiador de la casa. Lo más práctico, que la lectura se hace vía radio evitando la engorrosa visita física.
El repartidor ya ubicado sobre el radiador mide dos temperaturas: la del radiador y la del ambiente en donde esté instalado (salón, dormitorio, cocina, etc.). Registra los consumos de cada radiador y el precio de cada unidad consumida de calefacción, calculado para todo el edificio (incluye los gastos de electricidad, combustible, mantenimientos, etc.).
El ahorro acumulado con estos repartidores puede llegar a ser el 30 por ciento, según estudios realizados por la Asociación Europea de Repartidores de Costes de Calefacción (EVVE), la Asociación Española de Repartidores de Costes de Calefacción (AERCCA), y según recomendaciones del IDAE (Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético). Si al sistema de contabilización se le complementa a su vez con la posibilidad de regulación mediante válvulas termostáticas el ahorro puede ser incluso mayor.
Como podréis intuir, a mi madre no le expliqué de este modo el funcionamiento del repartidor. Lo importante es que invirtiendo como ella ha hecho unos 25 euros por radiador tiene un sistema eficiente que le controla los consumos de calefacción central, y paga justo lo consumido, y ahorra hasta un 30 por ciento.
¡A esta “ronda” por la eficiencia también me apunto yo!