La lluvia, ya sea la de otoño e invierno como la menos esperada de primavera, se convierte en una maldición para secar la ropa, especialmente cuando hace muy mal tiempo y no se puede abrir la ventana para poner el tendedero cerca y confiar así en el poder de las corrientes. La ropa mojada se acumula y la casa se llena de humedad.

¿Cuál es la solución cuando se hay que enfrentar a este problema, además del armarse de paciencia? La clave está en hacerse con un electrodoméstico o un dispositivo que ayude al secado. Las secadoras parecen la respuesta esperable, pero en realidad no son las únicas disponibles en el mercado. También existen los tendederos eléctricos, que presentan ciertas ventajas.

Tienen un precio competitivo

Encontrar soluciones para el secado de la ropa implica, muchas veces, abrir bien el bolsillo. El precio de una secadora de una calidad media supera los 300 euros y si se quiere asegurar que sea un electrodoméstico con un consumo energético bajo, como es el caso de los modelos de bomba de calor, los precios nunca bajan de esa cantidad, ya posicionándose en la gama más baja en términos de calidad. Los tendederos eléctricos tienen precios mucho más bajos y, según su tamaño y su calidad, se mueven entre los 30 y los 50 euros.

Ocupan menos espacios

Uno de los problemas en términos de soluciones de secado está en las condiciones en las que vivimos. Si se vive en un piso de alquiler, no siempre se tiene el espacio preparado necesario para poder instalar una secadora, especialmente si esta requiere un sistema de vaciado al desagüe. Por otra parte, muchas son las personas que viven en pisos de pequeño tamaño, especialmente ahora que los estudios se han convertido en tan recurrentes, en los que pensar en cómo y dónde meter de forma fija un electrodoméstico más se puede convertir en una pesadilla. El tendedero eléctrico ocupa espacio, cierto, pero una vez que no se necesite usar se puede plegar y guardar en cualquier rincón.

Secan la ropa antes que las alternativas tradicionales

Y este último punto es, en cierto modo, lo que ya se hace con los tendederos plegables que muchos tenemos en nuestras casas. Cuando ya no se necesita emplearlo más tiempo porque ya se ha secado la ropa, también lo plegamos y guardamos. Lo que diferencia a la versión eléctrica y a la que no lo es está en el tiempo de secado. El eléctrico es más rápido en el proceso.

Consumen menos electricidad que una secadora

Otro de los problemas de las secadoras es su efecto en la factura mensual de electricidad. Como puede comentar cualquiera que tenga una secadora en su casa, cuando la encienden ‘se nota’. El consumo del tendedero eléctrico es más bajo: las estimaciones hablan de una media de consumo de 100 vatios, lo que equivaldría a lo que gasta una bombilla, mientras que las cantidades de las secadoras oscilan entre los 1600 y los 2500 vatios.

No hay el daño a la ropa que supone el uso de secadora

Y, finalmente, el tendedero eléctrico también tiene otro elemento a su favor: no daña tanto la ropa como ocurre con el uso continuado de la secadora.

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