Conseguir que nuestra boleta del gas o la luz se reduzca, al tiempo que contribuimos a emitir menos gases de efecto invernadero a la atmósfera es posible y tan sencillo como tomar un refresco… o muchos, porque para construir nuestra placa solar casera necesitaremos de unas cuantas latas de aluminio.
Luego de reunir todas las latas, lo primero que tenemos que hacer es perforarlas en la base para después unirlas todas con una silicona resistente a altas temperaturas. No debemos de olvidar que el aire caliente circulará por dentro de las latas cuando éstas se encuentren expuestas al sol.
Una vez que tengamos varias columnas de latas perforadas, las instalamos todas en una caja de madera, pero siempre dejando una cámara al principio y al final de cada columna para que la entrada y salida del aire no quede obstruida. Pintaremos todas las latas de negro (lo que además contribuirá a que se caliente más) y el marco de madera de blanco, cubriendo todo el frontal de la placa solar casera con un plexiglass (policarbonato/acrílico) con el que aislaremos el calefactor.
Ya tendremos nuestra placa solar casera en la que, con un ventilador de una computadora, por ejemplo, introduciremos el aire frío por una de las cámaras y al salir por la otra, tras haber atravesado las latas calientes, nos lo devolverá con una temperatura que permitirá mantener los 20 o 21ºC centígrados fácilmente en la estancia de nuestro departamento.
Otra manera interesante de conseguir nuestra placa solar casera es con botellas de plástico, que una vez limpias y secas pintaremos de negro. Si las llenamos de agua hasta sus tres cuartas partes, las comprimimos para que el agua toque la tapita y las fijamos en una caja de cartón con su fondo y laterales internos forrados de papel de aluminio, prácticamente la tendremos acabada. Bastará con colocar la caja hacia el sur con una inclinación de unos 45% respecto al suelo y entre 2 y 5 horas tendremos agua caliente para su disfrute.
Si por el contrario lo que buscamos es contar con una placa solar casera de aspecto más profesional, también podremos conseguirla, aunque habremos de ser aficionados del bricolaje más avanzados. El elemento básico de estos paneles serán las celdas solares, teniendo en cuenta que para conseguir unos 12 voltios necesitaremos unas 36 de estas celdas, añadiéndolas como si fuera baterías (alternando polo positivo y negativo).
Unidas todas las celdas sobre un panel de madera o acrílico mediante pegamento de resina, alambre y un cautín, las protegeremos con un plexiglass, como el utilizado con las latas. Ya casi tendremos lista nuestra placa solar casera; sólo faltará conectar las celdas a una batería con un regulador entremedias para evitar que se cargue demasiado. El último paso para poder utilizar la electricidad en nuestros dispositivos será hacer pasar la corriente por un invertidor, que transformará los 12 voltios de corriente continua a 120 voltios de corriente alterna, que es la que se utiliza en una casa normal.
Fuentes: Despierta Córdba | El Blog Verde | Twenergy | Flickr