La bioconstrucción o construcción “bio” nace con el objetivo de minimizar el impacto medioambiental apostando por materiales naturales con menor huella. Se basa en dos pilares fundamentales relacionados con los materiales utilizados:
Materiales naturales
Una de las máximas de la bioconstrucción es la utilización de productos no contaminantes, biodegradables y reciclables como por ejemplo
- Piedra
- Corcho o madera
- Cáñamo
- Barro cocido
Es relevante intentar emplear elementos y materiales autóctonos, de modo que la biocontrucción quede integrada en el paisaje y su impacto visual en tonalidades y formas sea más discreto.
Materiales con un bajo impacto ambiental
Por otro lado, deben de emplearse aquellos materiales que sean naturales y que se encuentren en las proximidades. De esta manera, el impacto de su elaboración será mínimo en comparación con otros elementos de preparación más compleja como el cemento.
Además, apostar por materiales situados en las cercanías implica una reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) debidas al transporte. Otro aspecto a tener en cuenta es que la bioconstrucción apuesta por el desarrollo local y la generación de nuevos puestos de trabajo a nivel regional.
Si este tipo de obra se combina con la edificación bioclimática, que tiene como objetivo reducir el consumo energético y favorecer el abastecimiento por energías renovables, se consigue un edificio sostenible.
En definitiva, si estás pensando en renovar tu vivienda o construir una nueva, podría ser interesante valorar la bioconstrucción. Combinada con la edificación bioclimática estarías logrando una vivienda 100% sostenible.
Fuente: Ecohabitar / Flickr