Presencia de la energía en los Objetivos del MilenioDesde un punto de vista puramente institucional, podría deducirse que, por vez primera en la historia, se quiere acabar con la pobreza y lo que ella acarrea: hambre, enfermedades, falta de formación,  imposibilidad  de desarrollo personal; en definitiva,  falta de futuro para los más pobres.

Analizando los textos de los documentos firmados no se detecta la necesidad de la energía como un medio imprescindible para el desarrollo de los países pobres, sin embargo está totalmente admitido la estrecha correlación entre desarrollo y consumo de energía, especialmente la energía eléctrica. La energía está en todas las fases de la vida del ser humano, la energía es desarrollo, bienestar, trabajo, ocio, educación, todo esto lo vamos a identificar en los Objetivos del Milenio.

Ocho grandes Objetivos

Se crearon así los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que abarcan desde  reducir a la mitad la pobreza extrema, hasta la detención de la propagación del VIH/SIDA y la consecución de la enseñanza primaria universal para el año 2015. En conjunto, constituyen un ambicioso plan convenido en el marco de la ONU por todas las naciones del mundo y las instituciones de desarrollo más importantes a nivel mundial para ayudar a los más pobres.

Los ocho ODM son  sencillos de formular y comprender; alcanzables si existen actitudes decididas y condiciones sostenidas en el tiempo, orientadas a provocar  un impacto global significativo sobre las condiciones de vida de los más menesterosos del mundo. Son, en este sentido, una buena orientación  de los esfuerzos necesarios, y en particular, de las posibles vías a las que deberían encaminarse las tareas de Cooperación.

Energía moral y física para cumplirlos

Se necesita un inmenso acopio de energía moral y física para conseguir que se cumplan los ODM. Esa energía moral ha de surgir del convencimiento beligerante de que disponer de formas modernas de energía física supone hacer posible el disfrute de las condiciones de vida exigibles para cualquier ser humano y sentar el camino para que pueda incorporarse a las condiciones de desarrollo que definitivamente le separen a él y a sus descendientes de la pobreza.              

En este contexto, la consecución de los ODM es una estrategia para la erradicación de la pobreza, y en la disponibilidad de energía,  un requisito para su éxito. Por otra parte, es fácil ver que cada objetivo tiene una relación específica y fácil de comprender con la energía. Para ello, a continuación se enuncia cada OMD y se apunta su conexión con el acceso a los servicios energéticos:

Objetivo 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre

La disponibilidad de combustibles modernos y de energía eléctrica tiende a mejorar los ingresos de las familias, en la medida en que mejora su productividad mediante la creación de más valor añadido, mayor ahorro de tiempo y la consecución de mejores resultados. En otro ámbito, el empleo de energía para irrigación aumenta la producción de alimentos y facilita el acceso a la nutrició

Objetivo 2: Lograr la enseñanza primaria universal

El acceso a la electricidad y a los combustibles modernos libera tiempo para dedicarlo a tareas educativas, mejora las condiciones para el estudio –iluminación, calefacción–, y proporciona mejores medios materiales para facilitar la enseñanza y el aprendizaje.

Objetivo 3: Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer

Las formas modernas de energía, especialmente la eléctrica, liberan gran cantidad de tiempo a las mujeres, permitiéndoles ser educadas para la salud,  para su progreso personal y para su incorporación a otras actividades productivas en las mismas condiciones que los varones.

Objetivos 4, 5 y 6: Reducir la mortalidad infantil. Mejorar la salud materna. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades

Para esta serie de tres Objetivos ligados a la mejora de la salud, especialmente la de los colectivos más críticos, la energía proporciona la posibilidad de contar con la atención y las prácticas hospitalarias adecuadas y, también, de tener y conservar las vacunas y medicamentos en condiciones apropiadas. En un  plano más ligado a la prevención sanitaria, la energía es crítica para poder disponer de agua potable y limpia, y de calor para calentar agua. Las nuevas formas de energía proporcionan  combustibles más limpios para cocinar y, subsiguientemente,  permitan mejorar la calidad del aire en las viviendas.

Objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente

El acceso a la energía moderna permite el empleo de combustibles limpios, el uso de energías renovables y el incremento de la eficiencia energética con las consecuentes posibilidades de mitigar impactos medioambientales en los ámbitos local, regional y global. Por otra parte, permite emplear de forma responsable algunos recursos naturales, como la biomasa, que son críticos para la conservación y estabilidad medioambiental. También, permite cumplir que los ciudadanos accedan al agua, la mayor parte de las actividades que supone  suministrar  agua necesitan energía.

Objetivo 8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo

No es de esperar que únicamente las fuerzas del mercado sean capaces de proporcionar los servicios energéticos necesarios para cubrir las demandas de las comunidades más vulnerables. Para el logro de ese Objetivo es preciso ahormar una asociación eficaz entre los gobiernos, las entidades públicas, las agencias de desarrollo, la sociedad civil y el sector privado. Por otra parte, las cuestiones de energía y cambio climático requieren un tratamiento global, no sólo local, lo que aconseja crear y fomentar asociaciones de ámbito mundial.

No existe un Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) explícito en el área de energía. Sin embargo, ésta es una necesidad básica para alcanzar los ocho  enunciados en el  Plan de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Desde la perspectiva de ayuda al desarrollo, deben ser dichos Objetivos los que marquen las prioridades a la hora de apoyar proyectos de Cooperación, debiendo ser las necesidades de energía uno de los primeros puntos a plantear en dichos proyectos.

Por otra parte, y siempre bajo un análisis específico, se deben dar prioridad a la energía moderna en los usos comunitarios sociales y productivos.

Prioridades del uso de energía

En este contexto, y teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos se requiere el consumo de energía eléctrica, se considerarán prioritarios los usos siguientes:

Instalaciones de salud

Las necesidades energéticas de estas instalaciones suelen ser:

o   iluminación para el uso intensivo de instalaciones

o   alimentación a equipos de  refrigeración de vacunas y medicamentos

o   alimentación a equipos sanitarios

o   cocinado de alimentos.

o   calefacción o climatización de aquellas dependencias en donde sea necesario.

Al tratarse de centros sanitarios o pequeños hospitales, el suministro debe respetar determinados niveles de calidad para que no se comprometa el buen funcionamiento de los equipos. En algunos casos, como puede ser la refrigeración de vacunas y medicamentos, es necesario garantizar que existe redundancia mediante la instalación de fuentes alternativas que cubran el fallo de la alimentación normal.

Instalaciones educativas y de capacitación

Las necesidades energéticas de estas instalaciones suelen ser semejantes a las del las instalaciones sanitarias, aunque lógicamente con algunas especificidades:

o   Iluminación para extender el uso horario de las escuelas de  capacitación

o   Alimentación para el empleo de medios modernos de enseñanza audiovisual (proyectores, video, grabación o medios informáticos en general). o   El acceso a Internet brinda hoy en día grandes posibilidades en la formación escolar.

o   Medios para calentar o cocinar alimentos. En algunos lugares es necesario disponer de comedores y dormitorios anexos.

o   Climatización, dependiendo de las zonas y de las épocas del año. Este uso se considera de menor prioridad que los anteriores.

Instalaciones de comunicación

Permiten la conexión de las zonas rurales aisladas al resto del mundo y sirven de apoyo al buen funcionamiento de todas las demás instalaciones de uso social. El consumo energético de estas instalaciones suele ser bajo y, sin embargo,  su efecto es muy importante. Los usos energéticos en estas instalaciones se refieren principalmente a:

o   Alimentación de los equipos de  comunicación oral directa, como teléfonos y  radiotransmisores. Utilización de la telemedicina,  empleando técnicas TIC, para  facilitar la comunicación con grandes centros sanitarios dotados de profesionales cualificados.

o   Alimentación de ordenadores para, entre otros usos, acceder al correo electrónico e Internet.

o   Alimentación de los equipos de telecomunicación de gran difusión (televisión y radio). 

Instalaciones de agua

o   Instalación de estaciones de bombeo

o   Sondeos

o   Saneamientos

o   Depuración

o   Elevación

Como hemos podido comprobar la energía, y en especial la eléctrica, está en todas las fases de la vida cotidiana, no solo en los países desarrollados, también en los países pobres. Por ello en Energía sin Fronteras (Esf) estamos comprometidos en intentar convencer a la sociedad civil y a las instituciones de que la energía debe considerarse un derecho básico de todos los ciudadanos del mundo y no solo un bien de uso de los que tienen mayores rentas.

Fuentes: Twenergy / Declaración del Milenio, Naciones Unidas 13-9-2000 / La energía, medio para reducir la extrema pobreza en los países en desarrollo, Mariano Cabellos / Energía y Cooperación- Guía de Buenas Prácticas, de la Fundación de Energía sin Fronteras / Flickr

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