Los coches de hidrógeno actuales se mueven gracias a los motores de combustión interna de hidrógeno o a pilas de combustible de hidrógeno. Veamos las características y diferencias entre ambos sistemas:

Motor de combustión interna

El motor de combustión interna alimentado por hidrógeno no es nada nuevo. Hace ya varias décadas que se dispone de la tecnología para utilizar un motor de explosión, similar al motor de gasolina actual, ligeramente modificado, alimentado de hidrógeno.

Este tipo de motor no ha tenido mucho éxito debido, principalmente, a la baja eficiencia de los motores de combustión y al coste que supone la obtención de hidrógeno.

Estos dos factores, junto con su baja autonomía, han hecho que el uso de los vehículos de hidrógeno sea bastante reducido.

Pilas de combustible de hidrógeno

La pila de combustible de hidrógeno es aquélla que utilizan los coches eléctricos denominados “coches eléctricos de pila de combustible de hidrógeno” o “Fuel Cell Electric Vehicle (FCEV)” como fuente de energía.

Estos vehículos poseen un motor eléctrico, que es el que produce realmente el movimiento, el cual obtiene la energía de una pila de combustible de hidrógeno, lo que le confiere mayor autonomía que si fuera eléctrico puro.

Estas pilas funcionan por un proceso electroquímico complejo producido mediante un dispositivo que recibe hidrógeno y lo mezcla con oxígeno. Esto genera un intercambio de protones a través de una membrana, lo que provoca una diferencia de potencial que genera una corriente eléctrica. El proceso tiene un rendimiento medio del 60 por ciento.

Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) asociadas al hidrógeno

Como se ha mencionado antes, una de las principales ventajas de los motores de hidrógeno es su baja emisión de GEI, que incluso puede llegar a ser nula.

Las emisiones asociadas a este tipo de vehículos pueden asumirse como nulas siempre que el hidrógeno provenga de la electrolisis de agua y la electricidad empleada en el proceso sea renovable.

Si el hidrógeno se obtiene de combustibles fósiles, las emisiones no serán cero, ya que el proceso de obtención del hidrógeno genera dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y otras partículas. También hay que tener en cuenta que, una vez obtenido el gas, hay que comprimirlo, lo que supone un gasto de energía que puede ser o no de origen renovable.

El motor de hidrógeno es ya una opción viable y real. Actualmente existen muchos modelos en el mercado, pero no son perfectos. Sus bajas emisiones están directamente relacionadas con la forma de obtener el hidrógeno, por lo que no debemos asumir que el hidrógeno por si mismo sea una fuente de energía renovable.

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