Para empezar, ningún concesionario de grandes marcas vende hasta el momento autos eléctricos. Es verdad que podemos buscar concesionarios independientes que sí comercializan algunos modelos y conocer costes, autonomía, etcétera, de estos carros, pero hasta que los grandes no se tiren a la piscina este mercado no despegará. De momento, todo son pilotos. Antonio Muñoz de Verger, director de Volvo Cars en Colombia, explicaba en unas declaraciones a La República hace unos meses que “el mercado presenta ciertos obstáculos que hacen difícil la comercialización de estos vehículos”. Entre estos obstáculos, citaba fallas logísticas, muchos impuestos, altos precios y hasta la relación demanda/oferta. Sin ir más lejos, decía, “el modelo V60 Plug-in Hybrid ya se vende en algunos países de Europa y le ha ido muy bien”. “Volvo ya está listo para vender autos eléctricos, pero el país no”, explicaba el director de la marca sueca en Colombia.
“Además del estudio que debemos hacer por la geografía y topografía inclinada que tiene Colombia, hay que garantizar la infraestructura para que las recargas no sólo sean en la casa, sino también en cualquier estación de servicio. También debe haber una red de técnicos especializados en este tipo de motores y hay que identificar el tema de los beneficios que va a tener un cliente con un auto de este tipo”, apuntaba Muñoz de Verger a la pregunta de cuándo se empezarían a vender sus modelos en Colombia. A este último respecto, para los próximos años sabemos que los carros eléctricos no pagarán impuestos de rodamiento y en algunos parqueados van a tener precios especiales, como medida de incentivo. El ejecutivo de Volvo apunta también como necesario “un marco legal adecuado y un desarrollo de infraestructuras óptimo” y señala 2015 como un buen horizonte para ello. La eléctrica Codensa, por su parte, cita 2020 como el año en que 3.000 carros eléctricos rueden por carreteras colombianas, apoyados por el modelo de Transmilenio Bogotá que, poco a poco, será eléctrico en su totalidad.
Un precio alto que a la larga sale barato
Es verdad que los carros eléctricos son más caros que los convencionales y eso lastra su despegue. Para hacernos una idea, un taxi a combustión, nuevo, con cupo, matriculado y listo para operar, ronda los $100 millones. Uno eléctrico en las mismas condiciones está en los $120 millones: un 20% más. En cambio, el ahorro viene en el combustible. Se calcula que un recorrido de 150 kilómetros requiere $27.000 en gasolina. En un vehículo eléctrico este gasto se reduce a $5.600, una quinta parte. Si estimamos que un galón de gasolina (unos cuatro litros) ronda los $9.000 y brinda una autonomía de 45 kilómetros, un kWh (vatio hora) sale por $360 y rinde 9 kilómetros kWh. Codensa estima que un motor eléctrico es cinco veces más eficiente que uno de gasolina o diésel y que puede ahorrar hasta $107 por kilómetro.
No hay que olvidar también las ventajas medioambientales de los carros eléctricos: su nula emisión de gases contaminantes, su menor contaminación acústica (casi no se les oye) y su menor gasto en mantenimiento, otro factor económico a tener en cuenta.
Fuentes: La República | Blu Radio | La República
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