Normalmente se marcan unas horas como «confort» y otras como «eco». Durante las horas de «confort», en las que estamos en casa, la temperatura se acerca más a la deseada (más alta en invierno y más baja en verano) y durante las horas «eco», las que no estamos en casa, la temperatura se aleja más de la deseada (menos calor en invierno y más en verano). Con estas pautas se consigue, por un lado, ahorro de energía y, por otro lado, llegar más pronto a la temperatura deseada cuando estamos en el hogar.
Otra de las ventajas del cronotermostato es que podemos programar la puesta en marcha de la climatización, o el paso a «confort», de manera que cuando llegamos a casa desde el trabajo ya está la vivienda a la temperatura ideal. Asimismo, cuando salimos, la climatización se apaga sola (o pasa a modo «eco»), evitando descuidos y gasto innecesario de energía.
Los más avanzados tienen características especialmente interesantes para segundas residencias, como es la posibilidad de la puesta en marcha a través de teléfono (fijo o móvil). De este modo, por ejemplo, si tenemos una casa de fin de semana situada en la montaña, podemos activar la calefacción unas horas antes y encontrarnos que la misma está climatizada al llegar.
Fuente: Elaboración Propia
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