Su principal ventaja es que su uso supone un balance neutro de CO?. Quemando gas o gasóleo para la calefacción, estamos emitiendo carbono extraído del subsuelo que contribuye al efecto invernadero. Por el contrario, el carbono de la biomasa procede de la atmósfera (es el que han captado las plantas durante su crecimiento), con lo que su combustión no altera el equilibrio atmosférico y no contribuye al calentamiento global.

¿Y cómo podemos sacarle partido en nuestro hogar? La principal aplicación de la biomasa es la producción de agua caliente y calefacción, que podemos aprovechar con la red de radiadores y conducciones existente en nuestros hogares. Ya no nos las tenemos que ver con las viejas y humeantes estufas de leña. Las actuales calderas de biomasa cuentan con sistemas de alimentación continua y automatizada de combustible, limpieza automática, compactación de las cenizas y tienen rendimientos de hasta el 95%. Además, al tratarse de un combustible sólido, tiene un bajo riesgo de explosión o de emisiones tóxicas.

Las calderas de biomasa son adaptables a cualquier hogar, desde viviendas unifamiliares a colectivas, pero se recomienda especialmente para aquellos edificios que en el pasado tuviesen calderas de carbón, por estar ya preparados para almacenar grandes cantidades de combustible.

A la hora de adquirir una caldera de este tipo, tenemos dos categorías donde elegir. Las compactas, tienen el silo adherido y lo normal es que utilicen como combustible pellets, pequeñas cápsulas de madera comprimida, que nos ahorrarán entre el 35% y 50% del coste de combustible en comparación con el gasóleo o el gas natural.

Las calderas no compactas, por su parte, pueden usar todo tipo de biocombustibles, pero necesitan más espacio para almacenarlos, y al no tener el silo incorporado necesita un sistema que los transporte hasta el fuego, por lo que su instalación es más costosa. A cambio, el coste de este combustible mixto es menor, pudiendo suponer un ahorro de entre el 60% y el 80% respecto a los combustibles fósiles.

A todo esto hay que añadir las subvenciones públicas para la instalación de calderas de biomasa que ofrecen el IDAE (a través de programas como Biomcasa), las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos.

Por todo lo visto, la biomasa es una opción muy interesante para ahorrar dinero en calefacción a la vez que contribuimos a la conservación del planeta.

Fuente: Elaboración propia / consumer.es / idae.es / idae.es / idae.es / cecu.es / flickr.com

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