El calor del cuerpo humano, una nueva fuente de calefacción

Por esta estación pasan cada día 250.000 personas, que emiten calor. Normalmente es desaprovechado, pero los ingenieros de la empresa pública sueca Jernhusen -gestora de las estaciones de tren del país- han diseñado un sistema para recoger este calor sobrante a través de pequeñas bombas y poder aprovecharlo para calentar un edificio anexo.

De este modo se aprovecha este calor que antes era expulsado a través de ventanas y puertas abiertas o con la ayuda de ventiladores que a su vez emitían aún más calor. Se utiliza el calor que generan las personas en movimiento, el de los puntos donde se da una gran concentración de personas y el excedente de algunas máquinas de refrigeración que hay en la estación, como en las cafeterías, sin necesidad de introducir grandes cambios ni efectuar grandes inversiones. Esto demuestra que el cambio hacia la sostenibilidad, aunque a veces requiere alta tecnología, también puede efectuarse con los elementos infraestructurales disponibles.

¿Cómo funciona?

La idea surgió cuando los gestores del sistema observaron que en invierno, debido a las frías temperaturas de Estocolmo, se tenía que gastar en calefacción pero, por otra parte, en algunas partes había que refrigerar un poco porque el calor era excesivo. Entonces intentaron aprovechar el exceso de calor para ser utilizado como calefacción, pero no en la estación, que tenía suficiente, sino en un edificio anexo.

El calor se traslada conectando, en primer lugar, puntos como las máquinas refrigerantes cuyo excedente es precisamente el calor, a intercambiadores de calor que están conectados a unos conductos que llegan hasta el nuevo edificio anexo, donde otros intercambiadores transfieren el calor transportado a la calefacción central del edificio. El gasto en implantar el sistema no llega a 50.000 euros y se consigue una reducción del 20% de los costes de calefacción del nuevo edificio.

Si bien en el transporte existen pérdidas de energía, éstas se han minimizado. El sistema se ha puesto en marcha entre abril y mayo de 2010 y puede ser calificado como primer intento de transferencia de calor de un edificio a otro. Servirá de referente para utilizar la energía generada por la población urbana, tanto en instalaciones públicas como en el ámbito privado.

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