El mercado cada vez ofrece más productos adaptados a los nuevos tiempos, donde el ahorro energético es una necesidad. Por eso, a la hora de renovar el frigorífico hay que fijarse en su etiqueta. Si en ésta se especifica que tiene la aplicación «no-frost» y además son de Clase A, entonces se tratará de un frigorífico eficiente. Existen dos tipos dentro de la Clase A: la Clase A+, que engloba a todos aquellos aparatos con un gasto inferior al 42% del consumo medio de un electrodoméstico equivalente; y la Clase A++, que clasifica a aquellos que están por debajo del 30%.
Además, existen muchos procedimientos sencillos para sacar un mayor rendimiento a este producto. Algunos de ellos son: ubicar el frigorífico adecuadamente evitando los lugares donde de mucho el sol, descongelarlo periódicamente para evitar que se formen capas de hielo que dificulten su funcionamiento, y mantener la temperatura del termostato en 5 grados para la refrigeración y -18 para la congelación. Gracias a todo esto, el friogrífico además de funcionar mejor, también genera un consumo mucho menor.
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