A continuación, te presentamos los ingredientes necesarios para crear tus propias mascarillas de cara, con diferentes métodos y para todo tipo de pieles.
Recetas de mascarillas caseras
Estas son las recetas que puedes hacer de manera fácil y rápida para cuidar tu piel:
- Plátano y azúcar: para pieles grasas. Tritura un plátano maduro y mézclalo con tres cucharadas de azúcar granulada y un poco de extracto de vainilla. No tritures la mezcla, sólo remueve. La pulpa del plátano suaviza e ilumina la piel. Masajea sobre la piel y aclara con agua tibia.
- Limón, aceite y azúcar: el mejor exfoliante. Mezcla tres cucharadas de azúcar con tres de aceite y el zumo de medio limón. El ácido del cítrico añade un efecto peeling a la acción exfoliante del azúcar. Esta mascarilla es muy recomendada para zonas muy secas del cuerpo, como codos, rodillas y pies.
- Azúcar y aceite: para pieles secas. Mezcla siete cucharadas soperas de azúcar y cinco de aceite de oliva (o aceite corporal). Puedes añadir unas gotas de aceite esencial para darle frescor al resultado. Perfecto para aplicar antes de la ducha.
- Coco y azúcar moreno: muy hidratante. Necesitas media taza de aceite de coco, media taza de azúcar moreno y un poco de extracto de vainilla. El olor de esta mascarilla casera te encantará. Con el coco también puedes hacer un exfoliante para pieles sensibles mezclando en el mortero leche corporal con coco rallado.
- Menta y azúcar: para hidratar los labios. Mezcla media cucharada de azúcar glas, media cucharada de aceite de jojoba u oliva y unas gotitas de aceite de menta (también puede ser de vainilla). La mejor forma de cuidar los labios.
- Lavanda y sal gorda: para dar brillo a la piel. Sólo necesitas media taza de sal gorda, un poco de aceite de almendra o coco, una cucharada de lavanda seca y unas gotitas de aceite esencial de lavanda. Mezcla primero la sal con el aceite y agrega después el resto de los ingredientes.
- Arcilla verde: para exfoliar pieles sensibles. La arcilla verde tiene la capacidad de absorber las sustancias tóxicas de la piel. Basta diluirla un poco en aceite de oliva o caléndula para obtener un fantástico exfoliante.
- Harina de avena: un exfoliante nutritivo. Mezcla el polvo de avena con un poco de agua (si es de mar mucho mejor) hasta conseguir una textura muy espesa. La avena limpia la piel y la nutre con sus oligoelementos.
- Sal del Himalaya: exfoliante para pieles grasas y envejecidas. La sal arrastra una gran cantidad de células muertas. En especial, la del Himalaya es más rica en minerales, aunque también puedes usar sal marina. Mezcla un puñado de sal con un poco de aceite de oliva y aplícala sobre la piel haciendo suaves círculos.
- Semillas de amapola: un exfoliante muy efectivo. Al igual que hacíamos con la sal, las semillas de amapola se pueden mezclar con aceite de oliva para exfoliar la piel en profundidad. Aviso: es una mascarilla algo agresiva para las pieles sensibles.