El centro del estudio de esta investigación eran los microorganismos endófitos a los que pertenece el pestalotiopsis microspora. Estas bacterias conviven simbióticamente en diversos tejidos vegetales y son estudiados como modelo para la agricultura o la medicina. Sin embargo, tras el fortuito hallazgo de actividad biológica en presencia del plástico, la investigación dio un giro radical en busca de las enzimas que mejor rendimiento diesen en la descomposición de uno de los plásticos más comunes en el mercado: el poliuretano. Presente en multitud de espumas para aislamiento térmico y acústico, aparatos electrónicos, tejidos sintéticos, etc., este material podría tener los días contados de su larga y contaminante vida.
Varias especies de estos organismos demostraron su capacidad para romper enlaces químicos pero, en concreto, observaron que el pestalotiopsis microspora era el único capaz de hacerlo sin presencia de oxígeno. Este dato resulta clave para la aplicación futura de estas bacterias en vertederos y plantas de reciclaje.
Aunque todos los expertos advierten que de momento no es una respuesta a las ingentes necesidades industriales del reciclaje de plástico, si que vislumbran una luz en forma de hongo al final del túnel para solucionar de una manera insospechada el problema de los residuos plásticos.
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