Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el consumo relacionado con los stand-by de los equipos electrónicos supone en torno a un 10% del gasto eléctrico total asociado a los electrodomésticos en las viviendas.

Este consumo, que procede de equipos tales como ordenadores, televisiones, impresoras, fax o equipos de sonido, podría eliminarse con la simple instalación de una regleta antistand-by.

¿Qué son las regletas antistand-by?

Todos aquellos equipos que puedan desconectarse por completo de la red eléctrica son compatibles con estas regletas. Su función es medir la corriente que circula por los aparatos cuando están encendidos, de forma que cuando entran en stand-by, detecta la disminución de consumo y corta el paso de corriente, apagándolos por completo. Al encenderlos, la regleta detecta la demanda de potencia y vuelve a conectar el paso de electricidad.

Es interesante utilizarlas para desconectar varios aparatos a la vez. La principal ventaja frente a las regletas convencionales de interruptor es que no necesitan la vigilancia permanente del usuario, por lo que se evitan las situaciones de olvido en las que quedaban los equipos encendidos.

¿Cómo funcionan las regletas?

Las regletas antistand-by, a diferencia de las normales, disponen de una toma llamada “MAESTRO” y de otras llamadas “ESCLAVOS”. El funcionamiento es simple; en la “MAESTRO” se conecta el equipo que controla el apagado y en las “ESCLAVOS” los equipos que se quieren apagar automáticamente.

Para verlo de una forma más gráfica se puede poner un sencillo ejemplo:

Se instala una regleta antistand-by en un espacio de trabajo compuesto por ordenador, monitor, impresora y altavoces. En este caso, la toma “MAESTRO” será el ordenador y las de “ESCLAVOS” el resto de equipos. De esta forma, cuando el usuario encienda el ordenador, todos los periféricos tendrán corriente, pero cuando lo apague, todos se desconectarán.

Ahorro de energía

Si se supone un uso típico de 2.920 horas al año, el tiempo en stand-by será de 5.840 horas. Con un simple cálculo se obtendría un consumo anual de 81,76 kWh y teniendo en cuenta un precio medio de electricidad de 14 céntimos/kWh, el coste asociado sería de 11,45 euros al año.

Dado que el precio de las regletas antistand-by oscila entre 10 y 20 euros, la inversión se amortizaría en un tiempo muy breve, entre 1 y 2 años. Como se puede ver, con una pequeña acción se puede empezar a ahorrar energía y dinero en muy poco tiempo.

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