La idea del grupo de estudiantes es aún más ingeniosa si se tiene en cuenta que utilizaron para sus fines un material muy común: un polímero que se utiliza en los fijadores de pelo. Mientras la temperatura se mantiene baja, el polímero se mantiene disuelto y permite ver la parte trasera de la teja que es negra y que se dedica a absorber el calor. Pero cuando la temperatura aumenta, el polímero se condensa formando diminutas gotitas que dispersan la luz y producen una superficie blanca que refleja la luz del sol.
De momento, el proyecto ha ganado el concurso Materials Engineering Contest (MADMEC) organizado por el MIT. Y aunque los materiales son baratos, su gran reto ahora es otro: la perdurabilidad de un elemento que permanece siempre expuesto a la intemperie.
Fuentes: Elaboración propia / comm-cms-1.mit.edu / thermeleon.com / flickr.com
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