El ajolote, una de las especies autóctonas de México, se encuentra en peligro de extinción debido a la contaminación del agua de la zona en la que habita, Xochimilco, una de las demarcaciones del país latinoamericano. En este artículo hablaremos de esta especie que, por culpa del hombre, podría desaparecer de la faz de la Tierra cuando menos lo esperemos.
El ajolote tiene la inquietante apariencia de un renacuajo de unos 15 centímetros de largo con prominentes branquias peludas. No en vano, su nombre en náhuatl (axolotl) significa “monstruo acuático” y hace referencia a una leyenda azteca que presenta a este anfibio como la reencarnación del dios del rayo fulminante, Xólotl, quien se convirtió en ajolote para evitar ser sacrificado.
Su peculiar aspecto, que se explica bajo el fenómeno conocido como “neotenia”, lo hace especialmente interesante, pues no es común que los anfibios conserven sus características larvales en su vida adulta.
Los ajolotes viven en el fondo de los canales y lagos de Xochimilco, pueden respirar bajo el agua a través de sus branquias o usando los pulmones si asoman a la superficie. Tienen un promedio de vida de 11 años, pero se estresan con facilidad ante los cambios de temperatura o contaminación del agua en la que viven, lo que complica su reproducción.
El número de ajolotes que pueden encontrarse a día de hoy en su hábitat natural es muy reducido. La reproducción del ajolote en libertad enfrenta tres problemas principales:
En definitiva, la situación es tan crítica que la reserva ecológica de Xochimilco corre el riesgo de perder su reconocimiento como Patrimonio Cultural de la Humanidad, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
La desaparición del ajolote, muy vinculado a la historia de México desde la época de los mexicas, supondría una pérdida no solo a nivel ambiental, sino también en el aspecto cultural. Este peculiar anfibio incluso se hizo hueco en el refranero popular de los capitalinos: “cuando se revuelve el agua, cualquier ajolote es bagre”… Y sí, cuando todo parece estar perdido, cualquier acción individual, por insignificante que parezca, podría contribuir a recuperar los ecosistemas de México, en específico, los canales de Xochimilco, y evitar que el ajolote desaparezca para siempre.
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