La preocupación por el problema de la desertificación es alta, ya que el suelo productivo es necesario para obtener alimento mediante la agricultura e imprescindible para que existan zonas vegetales que generen oxígeno y capten las emisiones de CO2 de la atmósfera.

Con el objetivo de concienciar sobre la desertificación, en el año 1994 se creó el “Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía”.

Desertificación y Desertización

Estas dos palabras son muy similares en cuanto a la grafía, pero muy diferentes en cuanto al significado. Conocer la diferencia entre ambas es importante para comprender y entender el medio natural.

La desertificación es un proceso “artificial” que tiene consecuencias negativas para el medio ambiente, como se ha comentado antes.

La desertización es otro proceso diferente. Se trata de un fenómeno evolutivo natural de una región hacia unas condiciones morfológicas, climáticas y ambientales conocidas como desierto. Es decir, es el proceso natural que convierte zonas en desiertos.

Las consecuencias de las acciones humanas en la naturaleza son muchas y muy importantes, llegando a suponer cambios sustanciales en el medio natural. Estas modificaciones conllevarán resultados que el ser humano tendrá que administrar. ¿Qué debemos hacer pare evitar la desertificación?

Causas de la Desertificación

El origen de la desertificación es la destrucción de la vegetación por parte del ser humano, lo que favorece la erosión del suelo por el aire o el agua. Origina la pérdida de materia orgánica en el suelo lo que vuelve inviables los cultivos.

Finalmente, si la vegetación no se recupera, el suelo aumentará la concentración en sales y se compactará, convirtiéndose en un suelo inservible para la fauna y flora.

Consecuencias y soluciones

La desertificación tiene como consecuencia principal la reducción de la producción del suelo, lo que dificulta que nueva vegetación se pueda instalar.

A la larga, la falta de una cubierta vegetal provocará alteraciones estructurales en el suelo como grietas y cárcavas. Esto favorecerá la erosión por el viento y el agua, lo que  hará que el suelo pierda aún más nutrientes.

Por otro lado, la desertificación conlleva fuertes costos sociales relacionados directamente con la falta de alimento por la baja productividad. Esto puede suponer numerosos desplazamientos de personas, empeorando en muchas situaciones sus condiciones de vida y fomentando la pobreza.

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