Los Sistemas de Gestión Energética permiten a las organizaciones, independientemente de su sector, actividad o tamaño, establecer las sistemáticas y procesos necesarios para mejorar su desempeño energético, incluyendo la eficiencia energética y el uso y consumo de la energía.

Beneficios de la implantación de SGE

  • Supone una mejora de la imagen para la empresa, ya que implica la comunicación del compromiso con la gestión de la energía y de los beneficios de su actuación.
  • Permite conocer la cantidad de energía consumida por la organización, lo que conlleva la optimización de su uso, el incremento del aprovechamiento de las energías renovables, la reducción de los impactos ambientales y la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera.
  • Evita la realización de auditorías energéticas cada cuatro años por la anticipación al cumplimiento de los requisitos exigidos por la Directiva 27/2012 de Eficiencia Energética.
  • Consigue beneficios económicos al reducir los costes asociados al consumo energético.
  • Facilita el acceso a concursos públicos donde el hecho de disponer de un SGE está muy bien valorado.

Además, si el SGE se implanta tras realizar una auditoría energética, se consigue mantener el ahorro derivado de la implantación de las medidas detectadas en la misma.

Pasos para la implantación de la ISO 50001

La alta dirección ha de comprometerse con el SGE, definiendo la política energética de la organización y asegurando que se establecen unos objetivos de mejora.

Una de las primeras tareas a realizar es la definición de los límites y alcance del sistema. Una vez definidos, se llevará a cabo el proceso de planificación energética. El fin es garantizar el cumplimiento de todos los requisitos de carácter energético establecidos en la norma.

El apartado más importante de esta planificación y, en torno al cual gira el SGE, es la revisión energética. Con ella, se identifican los usos y consumos energéticos y se define una metodología para mejorar el desempeño energético.

Ciclo P-H-V-A

La ISO 50001 se basa en el ciclo de Deming, de cuatro etapas:

  • Planificar, identificar las actividades susceptibles de mejora.
  • Hacer, realizar los cambios para implantar las mejoras propuestas.
  • Verificar, confirmar que los cambios orientados a la mejora se están llevando a cabo y generan los efectos deseados.
  • Actuar, comparar los resultados con el funcionamiento de las actividades antes de haber sido implantada la mejora.

Esta guía aporta una serie de recomendaciones que te serán de ayuda para la puesta en marcha del sistema, así como para la integración con otros sistemas que pudieran tener previamente a la implantación.

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